Después de Carlo de Gavardo, Francisco López es la cara reconocible de Chile en el Dakar, esa aventura-raid-carrera medio suicida que cada año abre los calendarios deportivos.

Ya en la primera etapa, Chaleco, acompañado de Álvaro León como navegante, demostraba que llegaba a Perú a competir, al finalizar segundo, tras el brasileño Reinaldo Varela. Al día siguiente, fue el ganador de la jornada, victoria que repitió en el tercer día, cuando él, en UTV, y Pablo Quintanilla, en motos, tomaron los lideratos de las clasificaciones generales, algo inédito en la historia del deporte nacional.

Malas jornadas relegaron a López a más de una hora de los líderes después del quinto día y las esperanzas parecían perdidas. La sexta, séptima y octava etapas volvieron a ser para la dupla del Can Am, mirando ahora desde arriba la resolución de los buggies. El jueves 17 selló su victoria, con más de una hora de ventaja sobre su escolta.

El mismo Chaleco resumió así la experiencia: "Tengo 43 años y esto para mí es un regalo, un premio al profesionalismo y mi pasión por esto".