Cada cierto rato, en sus primeros partidos en la banca de River Plate, a Marcelo Gallardo se le ve haciendo gestos de desagrado. El Muñeco está feliz por haber retornado al club de toda su vida después de un zigzagueante paso por el fútbol de Arabia Saudita, su segundo paso como técnico en el extranjero, después de haber dirigido a Nacional, de Uruguay, una escuadra a la que también había defendido como jugador. En el Bolso había cerrado su brillante carrera como futbolista.
La incomodidad del estratega tiene que ver con el nivel de juego que muestra la escuadra que heredó de Martín Demichelis, otra leyenda millonaria, quien estuvo lejos de reeditar en la banca las presentaciones que había realizado en el campo de juego. Al ex defensor del Bayern Múnich y el Manchester City se le culpa de haber estructurado el actual plantel, con carencias que los hinchas no dejan pasar. Aunque el peor estigma, probablemente, sea que terminó desarmando lo que había construido el exmediocampista.
Díaz, entre estrellas
Gallardo volvió a River con una condición clave: había que fortalecer el equipo, considerando que entre las aspiraciones del club, además del torneo local, siempre está la Copa Libertadores. La segunda, inherente a la primera, es que cuando habla de refuerzos el Muñeco alude a jugadores de primera categoría. Así, por ejemplo, los millonarios desenfundaron la chequera y reclutaron a nombres como Fabricio Bustos y Maximiliano Meza, aunque el primer golpe lo dieron con la repatriación de Germán Pezzella, quien militaba en el Betis, la escuadra que dirige Manuel Pellegrini. El zaguero fue parte de plantel de Argentina que consiguió la Copa del Mundo en Qatar, en 2022. En ese torneo participó en tres encuentros. También obtuvo la Copa América en Estados Unidos, en la que jugó un duelo.
Las sorpresas no paran. El club de la banda se apresta para otro anuncio bombástico: el fichaje de Marcos Acuña, otro integrante del equipo que se consagró de la mano de Lionel Scaloni desde la banca y de Lionel Messi en la cancha. El Huevo estaba en el Sevilla, pero accedió a la propuesta apenas se enteró del interés. En Argentina aseguran que este martes volverá al país para realizar los chequeos protocolares, firmar el contrato y sumarse a los entrenamientos.
En ese escenario, en Núñez se ilusionan. Y en ese estado de entusiasmo, un chileno cobra un rol relevante: Paulo Díaz. El jugado formado en Palestino es un puntal del equipo transandino y su identificación es total: incluso adquirió la nacionalidad argentina para liberar un cupo para un eventual jugador extranjero. La consideración del club hacia su figura es altísima. En su renovación pactó el sueldo más alto de la liga argentina, un dato que sintetiza ese estatus. La retribución del chileno está a la vista: viene de darle un triunfo clave a su escuadra en la Copa Libertadores: le anotó a Talleres, en la ida por los octavos de final del torneo continental.
Un dato más: su llegada al club, en 2019, se produjo por la insistencia del Muñeco en su fichaje.
Una defensa impasable
En Argentina incluyen a Díaz en una estructura defensiva de alto nivel. La llegada de Acuña supone que el equipo millonario dejará de sufrir por el bajo nivel que exhibían Milton Casco y Enzo Díaz y se verá fortalecido por una pieza de rendimiento garantizado.
De hecho, en el país transandino no ahorran adjetivos a la hora de referirse a la zaga que armarán los millonarios. “River tendrá una defensa de lujo: dos recién llegados como Fabricio Bustos y Pezzella en la derecha, y del lado izquierdo Paulo Díaz con Acuña. Jerarquía para ilusionarse”, consigna, por ejemplo, TyC Sports. Al chileno nadie se atreve a discutirle su sólida posición.