Un ciclo agotado, escaso recambio, jugadoras lesionadas y con pocos minutos: el difícil momento de la generación dorada de las Rojas
La derrota ante Paraguay, en el debut de la selección chilena femenina en la Copa América, agudizó un presente complejo, donde abundan los cuestionamientos hacia la labor del técnico José Letelier. Los expertos analizan un proceso que fue exitoso, pero que ahora exhibe muchas señales de desgaste.
La selección chilena de fútbol femenino vive uno de sus momentos más complicados en mucho tiempo. Acostumbrada a los triunfos que la llevaron a clasificar por primera vez en la historia al Mundial de Francia 2019 y a los Juegos Olímpicos de Tokio el año pasado, la escuadra nacional comienza a vivir la otra cara de la moneda: derrotas ante rivales con los que habitualmente no perdía y un juego que cada vez convence menos y que, de paso, pone en serio entredicho al DT José Letelier. Así quedó de manifiesto tras la caída por 3-2 ante Paraguay, en el estreno en la Copa América de Colombia.
Uno de los elementos que más genera debate en el medio es el poco recambio que se ve en el equipo. Sin ir más lejos, si se toma en cuenta el proceso de la Copa del Mundo de hace tres años, 15 de los 23 nombres se repiten en este certamen, siendo las novedades la tercera arquera Antonia Canales (19); las volantes Yastin Jiménez (21) y Nayadet López (27); las delanteras Yenny Acuña (25), Valentina Navarrete (19) y Mary Valencia (18); y las defensas Fernanda Ramírez (29) y Geraldine Leyton (33).
De este grupo convocado para el actual certamen continental que se disputa en Colombia, hay cinco jugadoras que vienen desde el proceso de 2008, cuando se disputó la Copa del Mundo Sub 20 en Chile. Ellas son Christiane Endler (30), Karen Araya (31), Daniela Zamora (31), Daniela Pardo (34) y Leyton. Incluso, algunas también tuvieron participación en ciclos anteriores a nivel adulto, como el de la Copa América de 2006, donde estuvieron Carla Guerrero (34), Leyton, Pardo y Araya. Mientras que Francisca Lara (31) y Yanara Aedo (28) participaron en la edición de 2010. O el caso de María José Rojas (34), quien se sumó en los Panamericanos de 2011.
La crítica llega desde las mismas exseleccionadas, como Su Helen Galaz, quien cuestionó las pocas opciones que tuvieron las figuras llamadas a encabezar este recambio. “Yo creo que les faltaron minutos a otras niñas, porque siempre jugaron las mismas. Citaba jugadoras nuevas, pero estaban en la banca. Entonces, no les daba minutos suficientes para mostrarse o para ganar confianza”, comentó la defensora en TNT Sports. La jugadora decidió automarginarse del proceso de Letelier el año pasado.
La “engañosa” liga española
“Creo que hemos sido en Chile un poquito engañados por pensar que porque nuestras jugadoras juegan en el extranjero mantienen un buen nivel. Efectivamente, las que juegan en el extranjero y mantienen un buen nivel son las que juegan, pero no más del cincuenta por ciento son titulares y el otro cincuenta no son titulares o no juegan en sus equipos. Y eso hace que se sobrecargue la responsabilidad en las jugadoras que sí jugaron todo el año en sus equipos. Le exigimos a la Tiane, pero ella juega con 10 más. Entonces, mi análisis es que hemos sido engañados de que en las ligas de afuera hay mejor nivel... Sí, puede ser, pero cuando juegas”, dice Paula Navarro, actual gerenta de operaciones de Santiago Morning y entrenadora multicampeona con las bohemias.
En efecto, para la mayoría de las seleccionadas que militan en Europa su suerte fue bien dispar, ya que Camila Sáez y Yanara Aedo disputaron 28 y 30 partidos, respectivamente, con la camiseta del Rayo Vallecano, equipo sumergido en una dura crisis institucional y que finalizó último en la Primera División de España, descendiendo con un registro de tres triunfos, cinco empates y 22 derrotas, anotando 27 goles y recibiendo 68.
En tanto, Francisca Lara tuvo mejor destino, ya que estuvo en 21 partidos del Villarreal, finalizando en el 12° lugar de la liga, con ocho victorias, cinco paridades y 17 derrotas. Nayadet López disputó tres encuentros con el Espanyol en la Copa de la Reina y 26 en la liga de Segunda División, mientras que, Karen Araya, otras de las fijas en el proceso de Letelier, solo jugó 768 minutos, repartidos en 14 duelos en el Sevilla, el club que defendió la temporada pasada. Mismo caso de su compañera Javiera Toro, quien tuvo 1.301 minutos en el campeonato con el cuadro andaluz, distribuidos en 18 presencias, en una liga que, a diferencia de Chile o Colombia, disputa la mayoría de sus partidos en canchas de césped sintético. Otro factor que puede marcar una diferencia a la hora del análisis.
“Lamentablemente, esta selección no tiene las mejores jugadoras. Se ha mantenido la línea de las que han estado en un inicio, pero se han incluido muy pocas. Se incluyó ahora a Valentina Navarrete y a Mary Valencia, que son nuestras, pero hay muchas jugadoras más. Hay en Antofagasta e Iquique, en Fernández Vial, Palestino y varios clubes más”, afirma Navarro, quien también cuestiona la nominación de Carla Guerrero, quien en octubre del año pasado sufrió la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. “Tú no puedes llevar a una selección nacional a jugadoras que estuvieron lesionadas todo el año y que no han jugado un minuto durante el Campeonato Nacional, porque necesita entrenamiento, trabajo y porque en esas circunstancias se puede lesionar de nuevo”, dispara. A ello se suma que hay futbolistas que arrastran dolencias y no están en su mejor forma.
Nuevos aires
Para Marco Olea, exentrenador del cuadro microbusero, la derrota ante Paraguay “fue un tropezón”. “Los partidos preparatorios no fueron de los mejores, pero hay que ir sacando lo positivo de eso, el ir mejorando errores. Creo que lo que mostró la Selección no es el reflejo de sus jugadoras”, sostiene, y no duda en calificar a este grupo como “la generación dorada del fútbol femenino”.
Con relación a la falta de recambio, el otrora goleador de Universidad de Chile cree que el fenómeno es similar al de la selección masculina y también tiene una teoría del porqué el seleccionador no apuesta tanto por las caras nuevas. “En el año y medio que estuve en el Chago, me tocó presenciar jugadoras de muy alta calidad, pero cada técnico tiene sus jugadoras que le interpretan su modelo de juego y también va por eso. Se siente cómodo con algunas que han estado años en la Selección, y bien merecido también pero, como en todo orden de cosas y en la vida también, se necesita un cierre de un ciclo. Nuevas ideas, nuevas jugadoras. Un aire completo... Ojalá que culminen el proceso con mucho éxito, y sería extraordinario porque se lo merecen”, sostiene.
En ese sentido, cree sano que exista una renovación en todo sentido. Incluso, con el cuerpo técnico de José Letelier. “Quiero dejar bien en claro que lo respeto mucho a él. Como todo cuerpo técnico, uno tiene altos y bajos en resultados, pero sin duda que ha sido alguien súper importante en el fútbol femenino. Pero sí, con mucho respeto, creo que para la selección femenina después de todo este proceso, en el que ojalá lleguen al Mundial y a los Juegos Olímpicos, sería súper valioso un aire fresco con otro cuerpo técnico”, afirma.
“Es normal que en el fútbol haya cambios. Ahora, el fútbol femenino en este país todavía no tiene el espacio que se merece. Por lo tanto, la mayoría de los dirigentes prefieren tener a personas que no generen conflictos, pero eso es un tema país. En todo orden de cosas, los chilenos nos conformamos con poco. Cuando uno sabe mucho, tratan de aplastarte, sobre todo, si eres mujer. A los hombres no les pasa tanto. Como que tratan de buscar cuerpos técnicos donde el entrenador es el que más sabe y el resto, ahí nomás”, complementa Paula Navarro, quien en relación a Letelier, plantea: “Son buenos profesionales para todo lo que hicieron, porque ellos hicieron mucho, pero hay que tener cambios para que haya un refresco”.
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