De repente, tres oros de golpe agrandaron la bandera de Chile en una jornada panamericana inolvidable. Tres victorias imprevistas, salvo la de María Fernanda Valdés, que sí estaba en las proyecciones internas y oficiosas del Comité Olímpico de Chile. Tres triunfos históricos, por inéditos, cada uno a su manera: el primer metal del voley playa (el oro de los primos Grimalt), el primer dorado de la gimnasia (el color que le faltaba a Tomás González), el primer grito de campeón de una halterófila nacional (el de súper Fernanda).
Una hemorragia de satisfacción completada con dos platas (la reincidente Mailliard, en canotaje C1 200; y el nuevo calvo Rodrigo Miranda, en overall del esquí náutico) y un bronce (el de Valentina González, que también repite ascenso al podio). Un huracán de podios que vuelve el 30 de julio de 2019 en una fecha para guardar. Un 3, 2, 1 para recordar.
La cosecha del día le permitó al Team Chile dar un salto en el medallero, donde ya luce con tres oros, cuatro platas y cinco bronces, recuperando por modalidades inesperadas la velocidad crucero que se calculaba secretamente en los despechos de la sede olímpica chilena (tres platas de menos y dos bronces de más de lo que se pronosticaba a estas alturas), después de un arranque un poco desilusionante.
No fue lo único del día:
En el tenis, Tomás Barrios derrota por 6-2 y 6-2 al salvadoreño Alberto Alvarado y junto a Alejandro Tabilo, por 6-3 y 6-2 a los cubanos Yoan Pérez y Osmel Rivera.
En surf, Guillermo Satt vence al puertorriqueño Ricardo Delgado y Jessica Anderson, a la panameña Enilda Alonso, en los repechajes.
En hockey, la selección masculina pierde 1-5 contra Argentina en el debut.
En el vóleibol playa, Pilar Mardones y Francisca Rivas pierden ante Colombia y finalizan sextas.
Y en tiro, Gianluca Dapelo y Claudio Vergara quedan fuera en las clasificaciones.
Restan 12 días
Pero la jornada dorada devolvió la ilusión a toda la delegación nacional, a la que aún le quedan muchas balas en la recámara durante los 12 días de competencia que restan de los Juegos Panamericanos. La batalla no es por el total de preseas (que también), sino por el metal mayor, que (aunque los héroes están también en las derrotas, no conviene olvidarlo), es el que de verdad mide el prestigio y mejor resume la felicidad.