Son las 14:00 del jueves 24 de noviembre y un reconocido hotel del sector oriente de Santiago se toma la escena. En el piso cuatro hay una horda de periodistas que capean el retraso en una rueda de prensa averiguando cómo va el duelo del Mundial entre Brasil y Serbia. En el lobby por otra parte, una decena de fanáticos copan la entrada del edificio, cargados de raquetas de tenis y pelotas gigantes. Todos esperan a un protagonista. Pero el aún no llega a destino por culpa de un vuelo con retraso y de las congestionadas calles de la calurosa capital nacional.
Eso sí, la escena cambia cuando minutos antes de las 14:45 aparece Rafael Nadal en el salón del piso cuatro. Aplausos tímidos para comenzar una conferencia de prensa que se prolongó por casi 40 minutos y que tuvo al español conversando de temas tan diversos como la opinión en torno a su rival del viernes en San Carlos, las sensaciones tras un año que mezcló hitos con lesiones y su perspectiva tras las protestas de selecciones en el Mundial de Qatar.
La instancia (rutinaria en los lugares trascendentales del calendario, pero especial para un Cono Sur que no acostumbra tener mano a mano a estas potencias) terminó con una masa de periodistas intentando una selfie y con el español bajando a comer al restaurante del hotel donde estará hasta la noche del viernes. A metros de distancia y separados por unas puertas de cristal, la masa de fanáticos sigue sin desistir, gritando “Rafa” repetitivamente y con algunos personajes intentando colarse dentro del edificio para estar mano a mano con su ídolo. La espera valdrá la pena, porque tras su primera comida en suelo chileno, el balear se tomó el tiempo para autografiar poleras y pelotas. Fue su primer encuentro con una masa en Santiago. Algo con lo que tuvo que convivir durante todo el día, especialmente cuando llegó a la precordillera.
San Carlos de Apoquindo: desatando la Rafamanía
A las 18:00 horas del jueves, el court de tenis de San Carlos de Apoquindo era lo más lejano a un lugar silencioso. Por un lado estaba el ruido de los últimos retoques a las graderías de la cancha principal y por otro el murmullo de cientos de niños que se movían nerviosos juntos a padres que les hacían señales de reproche a los jóvenes por salir disparados a las canchas auxiliares. La emoción se respiraba en el aire y desde muy temprano se percibía que a la llegada de Nadal la locura se desataría.
Es que la inquietud era incontrolable a momentos. Lo único que sirvió para calmar un poco la situación fue que previo a la llegada del manacorí, Gustavo Fernández, Martín de la Puente y Alejandro Tabilo participaron de la clínica programada como previa a la exhibición. Jugaron con los niños que estaban en las canchas 12 y 13 y lograron concretar una actividad que finalmente tuvo que acortarse por la Rafamanía.
Y es que cuando el español apareció en las canchas auxiliares, los presentes entraron en éxtasis. Aplausos a montones, gritos de los niños, emoción de los adultos y una masa humana que no le dio respiro al actual número dos del mundo. Fue tanto el revuelo que finalmente no pudo jugar con los chicos, sino que solo se fotografió con los grupos que entrenaban en cada una de las ocho canchas auxiliares.
Fue un peregrinaje al más puro estilo rockstar, con guardias de seguridad, decenas de fotógrafos siguiéndolo y un círculo de fanáticos que lo rodeó por todas las pistas. Carlos Costa (Manager de Nadal) y Exequiel Carvajal (Yogurt de Mora) intentaban calmar un poco la dinámica, pero era imposible. El bullicio y los atochamientos alrededor solo se agrandaban. Por eso la salida fue rápida, dentro de lo que se pudo.
Firmó unas pelotas para algunos afortunados y su figura desapareció del alcance de los asistentes, mientras los chillidos y celebraciones de los que pudieron verlo de cerca se terminaban por llevar la atención. Como si fuese John Lennon en plena Beatlemanía.
Museo de la Moda: la cena de bienvenida
Atrás quedó el bullicio, las masas y el sol santiaguino. La noche cayó sobre la capital y Rafa tuvo su primer momento de distracción en el día. A las 21:20 llegó al Museo de la Moda y disfrutó de una comida que incluyó rolls vietnamitas, pescado de las costas chilenas y variados postres.
Se trataba de la Cena Copa Museo de la Moda, instancia ideada por Jorge Yarur y organizada por la banquetera Sofía Jottar. Un evento privado y que contó con la presencia de varias figuras de la escena nacional. Por ejemplo, estaban Cecilia y Diana Bolocco, Raquel Argandoña, la alcaldesa de Vitacura y el presidente de la Federación de Tenis de Chile, Sergio Elías.
También estuvo Fernando González y Nicolás Massú, dos de los exponentes de la generación dorada que compartieron con Rafa en el circuito. De “Nico” dice maravillas siempre, destacando el rol que ha tenido como entrenador de Dominic Thiem. De “Mano de Piedra” incluso habló en la conferencia de prensa, recordando el duelo que tuvieron por el Oro en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
La distribución de las mesas obviamente dejó al ganador de 22 Grand Slam en el centro, acompañado de su comitiva, Alejandro Tabilo, Gustavo Fernández, Martín de la Puente y Jorge Yarur. Las conversaciones y los temas que se abordaron quedarán para ellos, porque fue imposible saber que se conversó en una mesa que siempre estuvo protegida por dos mozos que se cruzaban cuando alguien intentaba sacarle una foto a la visita ilustre.
La celebración también contó con una serie de videos homenaje para los jugadores y con un show de flamenco y canto, al más puro estilo español. Atractivos para una ceremonia que se extendió por largo rato, ya que recién a las 23:50 trajeron los postres, que para la ocasión eran una Corona de Berries y una Pirámide de Chocolate.
Rafa por su parte aprovecho ese momento para despedirse. Fue una jornada extenuante y el viaje aún no termina, por eso desvelarse el día antes del gran show no es opción. Hoy deberá entrenar, convivir con los fanáticos y salir a jugar un partido a estadio lleno, con 12 mil personas que volverán a desatar la Rafamanía en Santiago. Después de eso volverá al hotel y tomará un vuelo privado rumbo a Brasil para seguir con la gira sudamericana. Es la rutina de un rockstar, pero realiza por un jugador de tenis, que además por esencia no puede estar más lejano de aquello. Solo que a veces la vida de la estrella del deporte se puede parecer a la del músico rompe charts. Sus primeras 24 horas en Chile lo comprueban.