El 10 de octubre de 2022 es, probablemente, el día que el fútbol femenino más esperó. Una jornada histórica para la actividad. En ella entra en vigencia la principal aspiración de quienes cultivan la actividad. A partir de hoy, la ley 21.436 regulará la relación laboral entre las jugadoras y los clubes a los que defienden. En términos generales, el cuerpo legal, que se había promulgado en marzo, establece una bitácora a mediano plazo que culminará en tres años, con la totalidad de las futbolistas contratadas por las instituciones cuyas camisetas visten cada fin de semana.
Hay dos pasos significativos durante el proceso. El primero es que se termina la tercerización de la administración y gestión del fútbol femenino. El segundo, que habrá recursos estatales disponibles para los clubes que decidan postular a ellos con la finalidad de financiar el funcionamiento de la rama, a través de proyectos de desarrollo deportivo. Durante los próximos cinco años, las Sociedades Anónimas Deportivas podrán acogerse a los beneficios contemplados en la Ley de Donaciones para poder allegar recursos que se destinen específicamente a la actividad.
Apoyo
La ley llega a regular una relación que estaba virtualmente en el aire. Un estudio realizado entre la Universidad de Chile y la Anjuff, la asociación que aglutina a las futbolistas, había determinado que solo un 4,4 por ciento de las deportistas mantenía un contrato laboral con su club. La cifra que más inquietaba era otra: que el 83 por ciento de las futbolistas no recibía retribución económica de parte de la entidad que integran.
La diputada Erika Olivera, autora del proyecto, valora la instancia. “Esta norma no sólo entrega la dignidad mínima que debe tener todo trabajador y trabajadora, representado en un contrato de trabajo, sino que también significa que las deportistas acceden a las leyes sociales que le proporcionan seguridad a ellas y sus familias”, resalta.
También recuerda las trabas que se encontraron en el camino. “El primer obstáculo con el que se encontró la tramitación de esta ley es que esta materia ya habría estado regulada en la normativa laboral de nuestro país”, sostiene.
En el mismo sentido, aboga por un cambio cultural. “Pues hay augurios apocalípticos que culpan al fútbol femenino de todos los males del sector”, apunta, en relación a los cuestionamientos que la iniciativa recibió por parte de las dirigencias de los clubes, que deberán adecuar sus compromisos con las deportistas.