Un equipo récord, a la medida de Monchi: las razones que explican la hegemonía del Sevilla en la Europa League
El club andaluz ha logrado siete títulos en el segundo torneo más importante de Europa, en los últimos 17 años. El director deportivo del cuadro andaluz, el exmeta Ramón Rodríguez, ha sido el gran artífice de un elenco que ha refrendado la importancia que tiene LaLiga en el espectro.
El Real Madrid es a la Champions, lo que el Sevilla es a la Europa League. Así quedó demostrado en la final de Budapest, donde el cuadro andaluz logró su séptimo título en los últimos 17 años, suficiente para convertirse en el equipo con más coronas en la historia del segundo torneo continental en importancia.
Porque el elenco español demostró que es infalible en este tipo definiciones. Incluso, se dio lujo de terminar con el invicto de José Mourinho (tenía cinco de cinco en finales europeas) para lograr un nuevo primer lugar ante la Roma.
Pero la pregunta queda en el aire… ¿Por qué el cuadro hispano ha podido ejercer esa hegemonía en todos estos años? Una interrogante que se responde gracias a la calidad de su competencia en la que juega, su organización como club, a la impronta de sus rivales en el torneo internacional y a la eficiencia en sus movimientos de mercado.
El poder de LaLiga
Lo cierto es que el campeonato español hace rato que es uno de los máximos referentes del fútbol mundial. Si bien ya no tiene las luces y los millones de la Premier League de Inglaterra, por ejemplo, el torneo hispano fue ocho veces el mejor del planeta desde 2006, según la Iffhs, la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, organismo reconocido por la FIFA.
Sin ir tan lejos, al margen de los siete títulos del Sevillla, otros dos equipos completan 11 de los últimos 18 trofeos en la exCopa UEFA. Atlético de Madrid ganó tres versiones, mientras que Villarreal se coronó en un 2021, tras vencer a Manchester United.
El trabajo de Monchi
Ramón Rodríguez, el popular Monchi, es el gran artífice del lanzamiento del cuadro nervionense. Desde que asumió la secretaría técnica del equipo andaluz, en 2000, el club dio un salto cualitativo y una proyección que nunca había tenido en el concierto internacional.
Bajo el ojo clínico del ex compañero de Iván Zamorano pasaron jugadores como los brasileños Dani Alves, Luiz Fabiano o Cicinho; el francés Kevin Gameiro; el español Vitolo o el marfileño Romaric. Todos ellos futbolistas que pasaron por el cuadro andaluz, pero luego fueron vendidos por sumas superiores a otras instituciones.
El mismo hombre que vendió a los brasileros Adriano (Barcelona) y Julio Baptista (Real Madrid); al andaluz Sergio Ramos (Madrid) o el maliense Seydou Keita (Barcelona).
Coincidencia o no, cuando Monchi se fue a la Roma, entre 2017 y 2019, Sevilla no ganó ningún trofeo internacional hasta 2020, cuando venció a Inter en la final de su sexta Europa League, el antecedente del trofeo logrado ahora en Budapest.
El pariente pobre
Pero la realidad habla de que la Europa League es el hermano chico de la Champions. No solo en competitividad, sino también en cuanto al dinero que entrega uno y otro torneo.
El último campeón de la Liga de Campeones, el Real Madrid de 2022, se llevó cerca de 150 millones de dólares entre partidos ganados, clasificaciones a las diferentes rondas y derechos de TV. Asimismo, por los mismos conceptos, el Sevilla llegó a cerca de 24 millones en este año.
Una diferencia abismal que no solo habla de las diferencias de planteles y presupuestos, sino también del linaje de los equipos que participan en uno y otro campeonato.
El cuadro andaluz es el mejor de una competencia internacional, pero una que está lejos de la pompa que tiene su hermano mayor. Por ejemplo, en cuatro de las ligas más importantes de Europa: España, Inglaterra, Italia y Alemania; los participantes en la competición empiezan desde el quinto puesto en sus respectivas ligas.
Una discriminación que, obviamente, deja a las mejores y más ricas instituciones del fútbol europeo en el torneo que representa a la elite del continente. La que realmente todos quieren ganar.
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