Barcelona sintió la presión de acercase al puntero. En un duelo de mucha dinámica, Valladolid estuvo a un paso de la sorpresa en el último partido de la jornada 29. El cuadro pucelano, que no tuvo a Fabián Orellana por suspensión, perdió sólo en el final por 1-0 en el Camp Nou. Triunfo que deja a los catalanes a uno del líder Atlético de Madrid que perdió ante Sevilla hace rato pierde aire en la lucha por el título.

Pero a no engañarse. Un triunfo por la mínima que de ninguna manera fue un monólogo, porque catalanes y pucelanos, con objetivos completamente opuestos en La Liga, se dieron una dura pelea en la Ciudad Condal.

El visitante nunca se amilanó frente a Lionel Messi y compañía. Es más, en el primer tiempo fue más que el estelar equipo blaugrana. El cabezazo del zaguero Kenan Kodro, a los 9′, bien pudo haber sido la apertura del marcador.

Al otro lado, Barcelona no encontraba la solución para el correcto esquema defensivo del técnico Sergio González. Encima, los catalanes sufrían por las bandas ante un cuadro rápido y directo. Así, un tiro en el poste de Pedri poco antes del descanso fue lo más peligroso de los locales.

El zurdazo de Dembelé tras un rechace que abrió la cuenta en el último minuto del Barcelona-Valladolid.

Todo al final

El inicio del segundo tuvo un panorama muy parecido con otra variable: el tiempo. Porque el cuadro azulgranate trató de someter a su rival, pero con poco fútbol y mucha presión. Valladolid no se exigía demasiado en repeler el anunciado ataque del local, salía con limpieza y velocidad, para poner al meta Marc-André Ter Stegen como incipiente figura.

Sin embargo, en cualquier parte del mundo los equipos grandes y sus cobros siempre levantan polémica. Así sucede también con Barcelona em España, protagonista de una de las polémicas de la fecha en La Liga.

A los 79 minutos, El volante Óscar Plano y el juez Santiago Jaime parecían arreglar el entuerto del Barcelona. El primero por una falta por atrás a Ousmane Dembelé y el árbitro por considerarla una tarjeta roja, al menos discutible.

Entonces el equipo de Ronald Koeman pareció soltarse con la superioridad numérica, pero con las mismas limitaciones que mostró el resto del partido. El partido, literalmente, se jugó a un arco en los minutos finales, hasta que el cántaro se rompió.

En el último minuto reglamentario, Dembelé pilló una pelota al borde del área chica y fusiló al correcto Masip. Como en el barrio, el que hizo el gol ganó todo. Barcelona consiguió un triunfo por la mínima, en extremo, y se acercó a un punto del Aleti, que el domingo visita al Betis de Manuel Pellegrini. Una definición de infarto, a 9 capítulos del final con los dos equipos fuera de la Champions League.