El 1 de julio, Universidad Católica anunciaba el regreso de César Pinares tras sus pasos por Brasil y Turquía, a un año y medio de salir del club. Su retorno despertó ilusión en la hinchada cruzada. Sin embargo, su condición física no era óptima, pues venía de unas vacaciones tras su última experiencia en el Altay.
Con el correr de los encuentros, fue poniéndose a tono y en el 3-0 frente a Universidad de Chile mostró su mejor versión: anotó el primer tanto del partido y entregó una notable asistencia para Fernando Zampedri en el segundo.
El primer grito nació tras una excelente combinación entre José Pedro Fuenzalida y Mauricio Isla, que permitió a este última dejar en inmejorable posición a Pinares para abrir la cuenta y comenzar a controlar el partido. Tras la apertura de la cuenta, el volante formado en Colo Colo fue una de las figuras de su equipo. Clave en el desahogo y en la salida. Su claridad le permitió al cuadro de Ariel Holan salir de las situaciones más difíciles.
Su aporte fue clave en el inicio del segundo tiempo. Nuevamente la U se acercaba con peligro, pero una genialidad del creativo comenzó a sentenciar el duelo. Una elegantísima habilitación para Zampedri estructuró el parcial 0-2. Una vez más supo aprovechar los espacios que quedaron en el fondo laico y pensó más rápido.
El partido de Pinares también fue de gran nivel desde el punto de vista numérico, pues acertó 28 de los 29 pases que efectuó en los 89 minutos en que estuvo en el campo de juego. Así, por ejemplo, ejecutó con precisión los dos pelotazos que tuvo y dio 43 toques de balón. Asimismo, probó dos veces al arco y creó una gran ocasión.
En cuanto a sus duelos, ganó el único duelo aéreo que disputó y ganó cinco de los 11 que tuvo por bajo, lo que también demuestra que estuvo dispuesto a ir al sacrificio y que su presencia en el esquema de Holan es fundamental para marcar diferencias, sobre todo teniendo los espacios con los que contó en el césped del Nacional.