Andy Ruiz Jr. pasa por cualquier neoyorquino, algo gordo con un polerón muy ajustado de NY Knicks y una gorra de béisbol, que se abre camino entre una acera concurrida de regreso al hotel. Pero las personas que estaban ahí lo vitoreaban precisamente a él, extendiendo los brazos para tomarse selfies, dándole palmadas en la espalda, pidiéndole autógrafos y algunos gritando "¡Orgullo mexicano!". Es que un gordo campeón de boxeo no se ve todos los días.
El mundo del boxeo no conocía nada sobre Ruiz hasta antes del sábado, cuando en el Madison Square Garden noqueó al campeón invicto Anthony Joshua. Pero el público aprendió mucho más luego de que Ruiz saliera del cuadrilátero con los cinturones de los pesados de la Asociación Mundial (AMB), Federación Internacional (FIB), Organización Mundial (OMB) y Organización Internacional de Boxeo (OIB).
Esos cuatro cinturones colgaban de sus brazos, número apropiado al tratarse de uno por cada vez que mandó a Joshua a la lona del Garden. "Es una sorpresa, ¿no?", dijo Joshua. "Los corredores de apuestas decían que yo era favorito. Un golpe en la parte superior de la cabeza me sacudió un poco. Pero ganó el mejor hombre. Respeto a Andy. Ahora sigo adelante".
Ruiz es el primer boxeador mexicano o de ascendencia mexicana en ganar el título de la máxima categoría en la historia y avivó los recuerdos de Buster Douglas y otros peleadores que dieron la campanada en esta división.
"Creo que esto va a hacer mucho por mi comunidad, por México", dijo Ruiz. "Ahora pueden decir que tienen al primer campeón del mundo mexicano de peso completo. Sólo estoy feliz de que sea yo", agregó Ruiz, un boxeador corpulento del sur de California, con una personalidad amable y que recibió una oportunidad por el título de último minuto luego de que un análisis positivo de dopaje marginara a Jarrell Miller.
No consiguió la pelea a través de exigencias furibundas hechas por televisión ni por nocáuts convincentes en peleas que le fueran ganando un mejor lugar en la clasificación. Ruiz, un gordo campeón de boxeo, se atrevió y envió al promotor Eddie Hearn un mensaje directo en Instagram pidiéndole una oportunidad que decía: "Dame esta pelea, pelearé más duro que cualquiera de los nombres que has mencionado, te daré una pelea mejor y venceré a Anthony Joshua".
Hearn aceptó el ofrecimiento y el evento principal fue organizado. Una complexión regordeta de Ruiz, de 122,47 kilos, con pantaloncillos un poco bajos por su cuerpo flácido, enfrentaba a un Joshua de físico perfectamente esculpido en el gimnasio.
Nacido en California, Ruiz, de 29 años, dedicó la victoria a México, el país de sus padres y que representó en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Se crió a 16 kilómetros de la frontera en una zona de pandillas, tráfico de drogas y de personas. "A los 10 años se peleaba con policías", admitió su padre hace poco. El boxeo se transformó en una vía de escape a las malas compañías y en un sueño a perseguir. Su padre, un humilde albañil que lo llevaba a las obras para que lo ayude a levantar bolsas o remover basura, fue quien lo inició en el boxeo cuando sólo tenía 6 años".
"Viva Mexicooooo felicidades Andy me da muchísimo gusto ver a alguien con determinación triunfar", escribió el azteca Saúl "Canelo" Álvarez en su cuenta de Twitter. "Wow! Andy Ruiz acaba de sorprender al mundo. Esta ha sido una de las mayores sorpresas de la historia del boxeo", valoró por su parte el filipino Manny Pacquiao. Este resultado altera el statu quo de los pesados, compartido por Joshua, su compatriota Tyson Fury y el estadounidense Deontay Wilder, campeón por el Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
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