Un inofensivo Everton cae con Estudiantes y se despide de la Copa Libertadores
Tal como en la ida, jugada en Sausalito, los Pincharratas se imponen por 1-0, con lo cual logran su pase a la fase de grupos del torneo. Como premio de consuelo, los ruleteros pasan a la Copa Sudamericana.
La expedición de Everton por la Copa Libertadores llegó a su fin. El cuadro ruletero no pudo contrarrestar a un equipo que sustituye su pragmatismo con su rica historia copera. Sin mucho esfuerzo, Estudiantes de La Plata se impuso por 1-0, repitiendo lo sucedido la semana pasada en Sausalito, y se instala en la fase de grupos del torneo más grande del continente.
Más allá de algunos vaivenes, Paqui Meneghini encontró su diseño matriz. En Argentina, repitió el esquema y los nombres que enfrentaron la ida ante los Pincharratas y le ganaron a la UC el fin de semana. Si los ruleteros confiaban en su base, el Ruso Zielinski debió modificar obligadamente, por las ausencias de sus dos delanteros titulares: Leandro Díaz (suspendido) y Mauro Boselli (lesionado). Metió línea de tres en el fondo, con la misión de mantener a raya al trío Cuevas-Di Yorio-Sosa. Eso sí, era un tridente líquido, porque no tenían una posición fija.
Di Yorio era la referencia. De manera constante, Everton se saltaba el mediocampo y cuando recuperaba, apuntaba el balón en dirección del 7, que las corre todas, aunque no tenga opciones de alcanzar la pelota.
Fue un primer tiempo chato, poco atractivo a la vista. La escasa claridad de ambos conjuntos no se condecía con la relevancia del partido. Los oro y cielo no se achicaban ante la rocosidad que trataba de imponer Estudiantes, no obstante no transitaba bien en la parte ofensiva. La opción más clara (y única, en estricto rigor) fue en los 17′, con un tiro libre de Cuevas, por bajo, atajado por Mariano Andújar. Después de los 20′, el cuadro local le fue tomando la mano al compromiso, rematando al arco de Fernando De Paul. Contra un elenco como Estudiantes, que no es lírico ni apela al buen trato del balón pero sí cuenta con una larga estirpe copera, cualquier detalle cuenta. Uno de ellos es no perder el dominio cerca de tu propia portería. Lamentablemente para los viñamarinos, así llegó el 1-0.
Ismael Sosa tenía el balón en campo propio y se la roban. El que arranca es Agustín Rogel, uno de los centrales, que avanza de frente a portería y saca un potente remate que vence al portero chileno. Estudiantes, que estaba paulatinamente subiendo respecto a un arranque dubitativo, se puso en ventaja sacando rédito de una falla visitante. Punto aparte: el árbitro venezolano Jesús Valenzuela no cobró una nítida falta de Andújar sobre Di Yorio fuera del área, antes del 1-0.
El principal pecado de Everton fue ser inofensivo. En la hora de juego, apenas registró un tiro a portería: el tiro libre de Juan Cuevas contenido por el golero Andújar. Mientras el naturalizado mexicano se peleaba con algunos rivales (afloró su pasado en Gimnasia), el Chuco Sosa no era proactivo en ataque y Lucas Di Yorio se las debía arreglar en soledad, sin mucho éxito. Con el marcador en contra, al complemento, el equipo de Meneghini tuvo mayor control de balón pero sin una idea clara, una organización. El desorden no ayudaba a los ruleteros en el afán de remontar.
Paqui metió a Campos López en reemplazo de Sosa, pero la tónica siguió siendo la misma. La escasa claridad en ataque de los chilenos, versus la calma y el oficio de los argentinos. Los evertonianos no cambiaron el ritmo, precisamente el negocio de Estudiantes.
Pese a la caída, Everton se mantiene en el concierto internacional, porque estará en la fase de grupos de la Copa Sudamericana. Aunque sea una suerte de premio de consuelo, es importante para la institución haber asegurado seguir en torneos de la Conmebol (un factor económico no menor). Así, Chile tendrá a tres equipos en aquel certamen, sumando a Unión La Calera (que eliminó a Ñublense) y al ganador de la llave entre Antofagasta y Unión Española, que se define este jueves, en el norte.
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