Después de casi cuatro años en México, Igor Lichnovsky se acaba de instalar en Riad, la capital de Arabia Saudita, para iniciar un nuevo desafío en su carrera vistiendo los colores del Al-Shabab, uno de los equipos históricos de la liga de ese país y que hoy dirige el portugués Pedro Caixinha, su extécnico en Cruz Azul. La salida del oriundo de Peñaflor fue sorpresiva y generó una serie de comentarios.
Luego de unos días de silencio, el jugador se refirió a esta situación en su canal de Youtube y dio una explicación basada en la fe. “Cada vez que hablé en conferencias, en otras cosas con mi vida o en las fotos de mis redes, dejé claro que soy un seguidor de Jesús antes que todo. No de la religión o del cristianismo popular, sino de la persona maravillosa que es Jesús. O bien podría decir Isa (Jesús en árabe). Es él quien guía mi vida, a mi familia, mi carrera. Como en alguna vez, nos trajo a Cruz Azul, Ciudad de México, un lugar que nos dio muchísimo y ustedes ni pensaban en mí, pero Dios lo quiso así, llegamos acá. Y hoy tomo esta decisión, que no es fácil, porque soy feliz aquí, pero su palabra es muy clara: para aprenderla hay que pasar tiempo en ella y, por muchas circunstancias que ustedes no saben, hoy debo partir”.
Precisamente en la nación azteca Lichnovsky profundizó su relación con el Evangelio e introdujo a varios de sus compañeros en este camino. El grupo se hizo conocido como La Masía Cristiana, cuyo rumbo inició Julio Pastén y luego fue seguido por Matías Fernández, Luis Felipe Gallegos y Víctor Dávila, entre otros. Sin embargo, en su nuevo destino las expresiones distintas al islam no tienen mucho espacio, al menos de forma pública.
“Arabia Saudita es un país que tiene una forma de islam ortodoxa y tradicionalista. Ellos hacen una lectura muy literal del Corán, que es otra de las formas de entenderlo. Eso sí, cuando hay centros de desarrollo extranjero permiten algunas costumbres, pero el islam árabe es el orgullo nacional. Además, hay que recordar que existen lugares tan importantes como La Meca y Medina”, señala Sebastián Salinas, historiador y profesor del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, quien advierte que el seleccionado chileno se puede encontrar con un impacto en las realidades: “Obviamente se puede producir un choque, por el rol de la mujer, sobre todo en los espacios públicos, donde está todo muy diferenciado. Y también se puede encontrar con los llamados de oración, aunque usualmente se tratan de generar espacios seguros para los extranjeros”.
El volante de Palestino Luis Jiménez, quien defendió el año pasado al Al-Ittihad árabe, destaca que la gente “es muy apasionada por el fútbol y los estadios están llenos”. Además, explica la rutina con sus compañeros islámicos. “Son los extranjeros los que se tienen que adaptar”, Y precisa sobre sus compañeros locales que “ellos tienen sus horarios para los rezos y los tiempos se adaptan a eso, pero son muy respetuosos”.
El exembajador en Arabia Saudita y actual precandidato presidencial Jorge Tarud recuerda su estadía en la capital saudí. “Estuve entre 1990 y 1993 y me tocó la Guerra del Golfo. Cuando tuve que presentarle las credenciales al Rey Fahd, hermano mayor del actual, me dieron 10 minutos y al final estuvimos 50. Fue justo antes de la guerra y me acuerdo de que el rey se puso a pelar a Saddam Husein. Cuatro meses después empezó la guerra, yo vivía al lado del aeropuerto militar y cayeron un par de misiles a 200 metros de mi casa. La onda expansiva me agrietó las murallas y me rompió las ventanas. Pese a eso, me quedé a cumplir con lo que don Patricio (Aylwin) me encomendó”, comenta.
Sobre las prácticas religiosas, el exdiplomático cuenta que se desarrollaban de forma muy silenciosa. “En el caso de Igor, desde el punto de vista del deporte va a ser muy bien tratado. Pero él no va a poder practicar su credo en público, solo en privado. Públicamente, no se puede andar con algún signo visible. Allá no hay iglesias, solo mezquitas. Nosotros hacíamos misas en las embajadas. Nos comunicábamos reservadamente y al cura lo entrábamos en forma clandestina”, relata. Y lo compara con Emiratos Árabes, donde vivió por 10 años: “Ahí existe absoluta libertad de credo, bauticé a mis hijos en una iglesia católica. Incluso, los no musulmanes podíamos comprar alcohol con un carnet especial, pero en Arabia Saudita ni eso se puede”.
El idioma árabe predomina absolutamente. “Se habla con el acento de Arabia Saudita, ya que es una lengua revelada. Ellos creen que Dios hizo revelaciones y escogió a Mahoma como el último de los profetas y eligió el árabe como la mejor lengua para entender la revelación. Así, les permite leer el mensaje directamente”, precisa Sebastián Salinas.
El rol de la mujer ha generado dura controversia. Cosas tan simples como conducir un auto estuvieron prohibidas por mucho tiempo, algo que cambió hace un par de años. Sin embargo, las mujeres deben estar bajo la tutela de un hombre y siempre deben lucir cubiertas. “Incluso, las extranjeras tienen que taparse. A mi mujer, que es belga, varias veces la jodieron por no toparse la cara con la abaya”, rememora Tarud. El exparlamentario alude a la Mutawa, la policía religiosa islámica, encargada de velar por el respeto a las tradiciones religiosas.
En el plano deportivo, el viernes se produjo el debut de Lichnovsky. Jugó todo el encuentro en el 2-2 ante Al-Raed. En su nuevo equipo, el defensa formado en la U tiene como compañeros a los argentinos Éver Banega y Cristian Guanca, los únicos sudamericanos del club. Al-Shabab acumula un triunfo y un empate en sus dos primeras presentaciones en la Pro League y espera consagrarse con un ferviente seguidor de Jesús en sus filas.