Un mes trepidante, repleto de fútbol, se acaba. Desde el lunes, la abstinencia va a carcomer a los más fanáticos. La Eurocopa y la Copa América fueron la principal atracción deportiva, pero este domingo llegan a término. Berlín y Miami serán las sedes de las respectivas finales para coronar a los flamantes campeones. España e Inglaterra, por el lado de la UEFA. Argentina y Colombia, en la Conmebol.
Al ser competencias paralelas, las comparaciones (tantas veces odiosas) se hacen inevitables. ¿Cuál ha sido mejor? ¿Cuál despertó mayor interés y cumplió las expectativas? Lionel Scaloni, entrenador de la selección argentina, propuso que debiera haber invitados en ambos eventos. “Me gustaría que alguna selección europea pueda ser invitada a una Copa América”, manifestó el DT campeón del mundo. “No creo que sea más difícil una competición u otra. Han llegado selecciones importantes a las semifinales de la Eurocopa, a las cuales nos hemos enfrentado en el Mundial y nos ha ido bien, pero eso no quiere decir que podríamos ir a la Eurocopa y ganarla. O puede que sí”, agregó.
A la hora del balance, torneos que parecen tan distintos y distantes, no solo por lo estrictamente geográfico, cuentan con aspectos que los cruzan y que le dan matices que aportan más o menos brillo.
Históricamente, se ha denominado a la Euro como ‘el Mundial sin Argentina y Brasil’. Figuras como Kylian Mbappé afirmaron que el torneo es “más difícil” que la Copa del Mundo, bajándole el perfil al fútbol de los otros continentes. Una diferencia sustancial entre la Euro y la Copa América dice relación con el nivel del espectáculo: desde el estado de las canchas, hasta el ritmo de los enfrentamientos (e incluso las transmisiones por TV). Un dato que sirve para entender la apreciación: muchos de los reductos usados para la Copa América son de franquicias de la NFL. Grandes moles que debieron adecuar su campo para el torneo, cambiando el césped artificial por natural. Así pasó con Atlanta, el estadio de la inauguración entre Argentina y Canadá. También ocurrió con el AT&T Stadium de Arlington, donde Chile enfrentó a Perú en el debut.
Estados Unidos será el núcleo del fútbol en los próximos años. Recibió la Copa América en 2024 y el próximo año será la sede del nuevo Mundial de Clubes (con 32 equipos), para cerrar el círculo con la Copa del Mundo 2026, junto a México y Canadá. Ojo: la edición 2028 del torneo continental también puede recaer en el país del norte. Si bien estos eventos buscan reimpulsar el soccer en una nación en la que otras disciplinas son las favoritas, el riesgo es que el público local no acompañe.
Precisamente, la asistencia a los estadios es un aspecto que diferencia a la Copa América de la Euro. Los datos que entrega Flashscore dan cuenta de que en la fase grupal del certamen americano, en la que se jugaron 24 partidos, 327.067 entradas no fueron compradas. Esto equivale a cerca del 25% de la capacidad total. En los cuartos de final, 65.100 boletos no fueron adquiridos: el 23% de los disponibles. En Europa, en los 36 duelos de la ronda grupal, quedaron sin usarse 51.781 entradas, apenas el 2,7% de los disponibles.
Hasta la fecha, la Eurocopa de Alemania suma un total de 2.615.688 espectadores en los estadios, en los 50 partidos jugados. Esto da un promedio de 52.314 personas por encuentro. Por su parte, la Copa América ha convocado a 1.482.192 espectadores en 30 partidos, lo que arroja un promedio de 49.406 por juego. El partido con más público en lo que va de la Euro ha sido el triunfo de Países Bajos 2-1 sobre Turquía, en cuartos de final. Fueron 70.091 hinchas al Estadio Olímpico de Berlín. El partido con más gente en la Copa América ha sido el triunfo de Argentina sobre Chile por 1-0 en el MetLife Stadium de East Rutherford, Nueva Jersey: 81.106 espectadores.
Baja en goles y el dilema del ‘9′
Si hay algún tópico en el cual coinciden ambas competencias es que la cuota anotadora decayó en relación con la edición anterior. La Euro tiene 114 goles en 50 partidos, lo que arroja un promedio de 2,28 tantos por encuentro. En una revisión más específica, en el rango en que se anota más veces es entre los 16 y 30 minutos, con 23 aciertos. Baja el promedio respecto a la itinerante Eurocopa 2020, que se jugó en 2021, que tuvo 2,78 goles por juego.
En el caso de la Copa América, acumula 65 goles en 30 partidos, faltando los dos últimos (tercer lugar y final). Esto entrega un promedio de 2,17 tantos por encuentro. De momento, la edición 2024 arroja el promedio de gol más bajo desde la Copa de 2011, disputada en Argentina, que tuvo 2,08 (54 en 26 juegos). Todo lo contrario sucedió en la Centenario 2016, también desarrollada en Estados Unidos y con 16 participantes, que alcanzó un promedio de 2,84. Se hicieron 91 goles en 32 duelos.
Algo que llama la atención de la Euro es la escuálida participación anotadora de los centrodelanteros. De los seis jugadores que están empatados en la lucha por la Bota de Oro, solo dos son ‘9′: el inglés Harry Kane y el georgiano Georges Mikautadze (con tres). Italia no encontró a un ariete confiable (probó con Scamacca y Retegui), mientras que Cristiano Ronaldo, la insignia de Portugal, se fue del torneo sin convertir. Álvaro Morata, el 9 de la España finalista, lleva solo un tanto. En la Copa América, los máximos goleadores sí son centrodelanteros: el argentino Lautaro Martínez (4) y el venezolano Salomón Rondón (3).
Polémicas y ¿buen fútbol?
Sin temor a errar en el análisis, esta Copa América ha sido una de las más polémicas y criticadas del último tiempo, por diversas razones. No pocos aventuran a decir que es la versión más discreta en este siglo (junto a Colombia 2001). El primer día ya entregó material, con esa curiosa prédica religiosa instalada en la ceremonia inaugural (con el beneplácito del presidente Alejandro Domínguez, cercano a uno de los pastores), acción que transgrede la reglamentación de la FIFA y la propia Conmebol, cuyas normas establecen la neutralidad política y de religión.
A esto se añaden las numerosas polémicas arbitrales que se suscitaron, junto al errático (o nulo) funcionamiento del VAR, que alimentaron el encono que se formó hacia Argentina. Ya desde Qatar 2022 que había algo en el ambiente, pero en Estados Unidos 2024 se disparó la animadversión en contra de la Albiceleste. Las tesis sobre el favoritismo hacia el equipo de Lionel Messi han acompañado todo el desarrollo del torneo. Desde el cuadro del certamen hasta el accionar de los árbitros. El propio Messi ha criticado el evento. “Fue muy difícil, con canchas muy malas, temperaturas pesadas y selecciones muy duras”, dijo el 10 tras pasar a la final.
El último episodio que empañó la organización fue la trifulca entre futbolistas uruguayos con hinchas colombianos, en la semifinal del miércoles, que ha conllevado a que la Conmebol abriera un expediente en contra de los jugadores involucrados.
En el Viejo Continente también se han dado polémicas arbitrales, pero en menor medida. La UEFA dispuso de un elemento que no tiene la Conmebol: el Connected Ball. El balón del torneo cuenta con una tecnología que entrega datos en tiempo real sobre la posición y los movimientos. El objetivo es detectar los fuera de juego con un sistema semiautomático y proporcionar al árbitro pruebas de que el balón se tocó con la mano. Además, la pelota tiene un sensor que detecta cuando cruza la línea de meta. Una diferencia sideral con Sudamérica.
Se terminan un par de torneos en los cuales no se observaron grandes innovaciones tácticas. Más bien se dio la reafirmación de ideas que se venían fraguando desde antes. Los finalistas de América, Argentina y Colombia, cuentan con una base estable, ya sea en el diseño de la formación como en los nombres propios. España es el mismo caso en Europa. Generalmente, los cambios que hace Luis De la Fuente son posición por posición. Inglaterra marca el quiebre porque comenzó la Euro con una estructura (4-2-3-1) y ha mutado en busca de desarrollar otro juego, uno más agradable a la vista considerando el poderoso plantel que tiene Gareth Southgate.
Se terminan un par de torneos en los que varias potencias decepcionaron. Italia llegó a Alemania como el campeón defensor y se despidió en octavos de final, en una pobre actuación contra Suiza. La Azzurra, que arrastra una gran deuda al no clasificar al Mundial, sigue inmersa en una reconstrucción que no termina. Croacia, subcampeón del mundo en 2018 y tercero en 2022, quedó afuera en la fase grupal. Ni siquiera le alcanzó para ser mejor tercero. ¿Y Francia? Si bien llegó a semifinales, el juego de los galos jamás convenció. Y eso que contaron con un plantel rico en calidad y cantidad, partiendo por Mbappé. En la Copa América, la gran decepción fue Brasil, afuera en penales en cuartos, a manos de Uruguay. El Scratch está en un momento de confusiones, lejos del jogo bonito que caracterizó al pentacampeón mundial.
Se terminan un par de torneos que sirven como el fin de ciclo de varios estandartes (a lo menos en torneos continentales): Cristiano y Pepe, en Portugal; Luka Modric, en Croacia; Toni Kroos, en Alemania, y Ángel Di María, en Argentina. Se acaba la Copa América de James Rodríguez, la gran estrella y capitán de la ilusión de Colombia. Se acaba la Euro de Lamine Yamal, el adolescente que es la perla de España, que terminó sus estudios en plena concentración. Este sábado cumple 17 años.
Se terminan la Eurocopa y la Copa América. Tan distintas y tan distantes.