Copa América ingrata para Eduardo Vargas. Lo que comenzó con una actuación magistral, con dos goles a Japón en su primer partido con la selección chilena y por los puntos desde que Reinaldo Rueda lo perdonó, terminó con un penal bochornoso.
El delantero, de ahí para adelante, bajó mucho su rendimiento. Lo que exhibía no se condecía con el transitar de la Roja en tierras brasileñas. De hecho, en la misma fase de grupos fue modificado ante Ecuador y luego Uruguay.
Al final, el mismo registro goleador de Turboman se ha mantenido inalterable desde el 17 de junio, día que el Equipo de Todos se estrenó en el certamen. Ayer, cuando Chile ya perdía por 3-0 ante el cuadro peruano, pudo al menos marcar el gol del honor en los descuentos, quedar como el artillero de Brasil 2019 (como terminó siéndolo en 2015 y 2016) y de paso igualar a Paolo Guerrero, que había marcado pocos minutos antes, como el máximo goleador activo en Copa América. Pero no. Nada de eso ocurrió.
El ex U pidió la pena máxima que el árbitro Wilmar Roldán sancionó tras falta a Charles Aránguiz. Sus compañeros no dudaron en dársela. Edu ya había anotado con frialdad y buena técnica en la definición en los cuartos de final ante Colombia. Esta vez, eso sí, el desenlace fue tan opuesto como vergonzoso.
El formado en Cobreloa decidió picar su remate. Tirarlo a lo Panenka. Y falló estrepitosamente. El bochorno se apoderó de la jugada, tal como sucede con el elogio cuando se concreta. "Son cosas del partido, se pueden definir así o no", justificó Medel.
Segundos después el partido terminó y Edu se fue de la cancha sin despedirse de nadie. Estaba visiblemente molesto. Ofuscado si se quiere. Y no es para menos, si su Panenka terminó atajado con poco esfuerzo por Gallese.
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