Andrea Díaz se transforma, por unas horas en una celebridad. La madre de Ben Brereton ha vuelto a Penco, la ciudad que dejó a temprana edad y en la que su familia tiene un sitio histórico destacado. Ese núcleo realizó un aporte significativo a la cultura del lugar: inició la tradición locera de la localidad cercana a Concepción. Su visita, originalmente, tiene que ver con el reconocimiento a ese legado. A nivel popular, sin embargo, el foco cambia: son decenas los niños que pretenden fotografiarse con la progenitora de la nueva estrella de la Roja, con la mamá del nuevo ídolo del fútbol chileno. Ordenadamente, conforman una extensa fila. En esa ceremonia, incluso le piden un par de autógrafos, que firma de buena gana, aunque con algo de extrañeza, pues era la primera vez que le tocaba hacerlo. Puede más su deseo de dibujarles una sonrisa a los pequeños.
Los Brereton Díaz sabían que cada paso del futbolista era seguido con especial atención en la región del Biobío. La presencia de la jefa del clan no vino más que a comprobar la euforia que produce. Ahora, el vínculo se fortalece. Con propiedad se puede decir que una parte del jugador se queda en la cuna de sus ancestros: el alcalde Víctor Hugo Figueroa recibió una camiseta del Blackburn Rovers y un par de zapatos, ambas firmados por el seleccionado nacional. “Son regalos para mí, pero que estén en mi casa no tiene mucho sentido. Les haremos un espacio destacado en el Museo de la Loza”, afirma la autoridad a El Deportivo. La idea, y también el compromiso que asumió Andrea Díaz, es que Ben participe en la inauguración de la muestra, que recogerá el trascendente aporte familiar, a través de Fanaloza y del icónico plato Willow, que, casi con certeza, ha estado en todas las mesas familiares chilenas.
El compromiso
“Fue un muy grato. Andrea fue sencilla, amable. Se emocionaba a cada rato. Lloró cuando llegó a la población Juan Díaz. Con la estatua de Ben también. Se puso al lado y dijo que la estatura era la misma. La abrazó”, relata el edil respecto de los intensos momentos que vivió la mujer durante el paso por la ciudad que tuvo que dejar a temprana edad para partir, primero, a Concepción y, luego, a Inglaterra.
“Voy a hacer que Ben venga a Penco”. La frase surge de la boca de Andrea Díaz y al alcalde Figueroa se le iluminan los ojos. El encargado de administrar la comuna sabe que la presencia del futbolista elevaría considerablemente la expectación en torno al Museo de la Loza, una de las realizaciones más trascendentes que pretende legarle a la comunidad. “Se comprometió hacer lo posible para traer a Ben a Penco a la inauguración del Museo de la Loza. Dimensionó el legado de la familia Díaz en Penco. La gente le decía que había conocido a su abuelo. Y, claro, le hablaba con mucho cariño de su hijo. Sintió afecto en todo momento”, explica el edil.
El sueño
Naturalmente, una eventual visita de Brereton a la localidad sureña dependerá de los compromisos que tenga con su club y con la Roja. Eventualmente, por ejemplo, se podría aprovechar una convocatoria a algún partido que se dispute en Chile para llevarlo, al menos por algunas horas. Sin embargo, más allá de que el asunto se coordinará, lo importante, por ahora, es que existe la voluntad de todas las partes para que ese encuentro se produzca. Ben le ha manifestado a varios familiares chilenos la voluntad de visitar esas tierras.
Por el momento, no se ha hablado de otro tipo de compromisos de colaboración que unan a Brereton con la ciudad de sus parientes. “Lo de Ben es importante para la ciudad, por el fenómeno que ha producido, por la forma en que la gente sigue sus partidos, pero el vínculo es muy fuerte con los Díaz. Andrea vino a recordar sus raíces, a reencontrarse con su pasado. Tiene ganas de volver y sobre todo a inaugurar el museo. Se fue asombrada. Quizás era muy prematuro comprometerle cosas y, más aún, que involucraran a Ben. Este fue un acercamiento. El primero de muchos”, concluye el alcalde Figueroa.