“El fin de una era”. Así fue el titular del diario L’Equipe del pasado jueves. El mensaje iba acompañado con una imagen de Lionel Messi vistiendo los colores del París Saint-Germain. El tránsito del crack argentino por el cuadro parisino tuvo un viraje repentino: del idilio al quiebre. Causó una gran repercusión cuando se conoció del castigo del PSG al argentino: multa y suspensión por dos semanas por un viaje no autorizado a Arabia Saudita. Lo que vino después, fue aún más extraño.

“Messi, hijo de p...”, gritaron algunos barrabravas del equipo a las afueras del club, el miércoles, cuando la noticia sobre su eventual salida ya estaba propagada. Un cambio en 180 grados: si cuando llegó a Francia era la luz que iba a guiar al equipo a ganar todo, ahora pasó a ser foco de insultos y desencanto. “Quiero pedir perdón por lo que hice y acá estoy a la espera de lo que el club decida”, dijo Messi, mediante un video publicado el viernes, asumiendo sus culpas. Después de las groserías hacia el argentino, un grupo de aficionados se plantó en la casa de Neymar para pedir su salida.

La portada de L'Equipe del pasado jueves, con Messi como protagonista.

El poderoso PSG, entidad blindada económicamente por capitales qataríes, se fue convirtiendo en un polvorín. El proyecto que lidera Nasser Al-Khelaifi, de convertirse en una potencia futbolística más allá de sus fronteras, ha evidenciado unas profundas grietas. Y ahora, tienen a uno de los mejores de la historia en la rampa de salida. Finaliza su contrato el 30 de junio y la renovación está lejos.

Desde que el PSG se convirtió en una potencia financiera, alcanzar la preciada corona de la Liga de Campeones pasó a ser el objeto de deseo. Considerando que a nivel local corre con ventaja, la institución puso el foco en conquistar Europa. Sin embargo, todos los años se repite la misma historia de tropiezos. El gasto sideral en jugadores no ha sido suficiente para dotar al equipo de un diseño futbolístico suficientemente sólido para superar a otras potencias de la UEFA. Desde el Real Madrid hasta el Bayern Múnich.

El club galo es uno de los ejemplos de los “equipos Estado”, en los cuales inversores extranjeros (con el aval de sus respectivas naciones) asumen el control de clubes. En 2011, el grupo Qatar Investment Authority (QIA) adquirió el 70% de la institución. Contando con una suculenta billetera, fueron fichando a importantes jugadores y técnicos de renombre (como Carlo Ancelotti, Thomas Tuchel y Mauricio Pochettino). Para la temporada 2012-2013, QIA se hizo con el 30% restante, para ser el absoluto propietario del club. Ya van 12 temporadas.

La primera campaña fue la 2011-2012 y el argentino Javier Pastore fue el futbolista más caro de ese mercado. Pagaron 42 millones de euros por él. Se trató del puntapié inicial de una serie de enormes gastos para armar planteles competitivos. Con el paso del tiempo, se fueron incorporando Zlatan Ibrahimovic, Thiago Silva, Edinson Cavani, David Luiz, Ángel Di María y muchos más. Pero el batacazo fue el fichaje de Neymar, por la impresionante cifra de 222 millones de euros. Sigue siendo el traspaso más costoso de la historia del fútbol. El brasileño, quien ha tenido múltiples problemas con las lesiones en Francia, tampoco se libra de los cuestionamientos. Después de Ney se unió el arribo de Kylian Mbappé, primero en cesión y luego teniendo que pagarle al Monaco 180 millones de euros.

Sumando la inversión del equipo en las 12 temporadas al mando de Qatar, el total es estratosférico: 1.590 millones de euros (más de 1.700 millones de dólares) en jugadores, según los datos de Transfermarkt. Acá no entra Messi, curiosamente, porque la Pulga llegó luego de finalizar su vínculo con el Barcelona.

Fichajes más costosos del PSG (era Qatar):

JugadorCifra en millones de euros
Neymar222 millones
Kylian Mbappé180 millones
Achraf Hakimi68 millones
Edinson Cavani64,5 millones
Ángel Di María63 millones
Mauro Icardi50 millones
Fuente: Transfermarkt

¿El gasto dio con el efecto deseado? La respuesta es no. En 11 participaciones en la Champions League, sólo en dos alcanzó las semifinales. Su mejor campaña fue el subcampeonato en 2020, perdiendo la final ante el Bayern. En cinco ocasiones no pasó los octavos de final, como le sucedió en la edición actual. En las primeras cuatro siempre fue eliminado en cuartos, y en las siguientes tres se despidió en la ronda de 16.

Diversos reportes de prensa indican que la inminente salida de Messi (que en su primera campaña en Francia le dio una ganancia al club de US$ 11 millones en sociedades comerciales, según AP) puede marcar el final de la época de excesos presupuestarios del PSG. En vez de los grandes fichajes, el equipo puede virar hacia el desarrollo del talento local. De hecho, un avanzado centro de entrenamiento en la localidad de Poissy acogerá al equipo desde la próxima temporada y formará la base para producir futbolistas. Este nuevo diseño tendría a Kylian Mbappé como el núcleo. El astro local tiene contrato hasta 2025 con el atribulado puntero de la Ligue 1.

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