Este martes, Colo Colo y Universidad de Chile protagonizarán una nueva versión del Superclásico. Es más inédita que nunca. Los protagonistas no serán futbolistas vestidos de blanco y negro y de azul. El técnico laico, Gustavo Álvarez, podrá, de hecho, presenciarlo con relativa tranquilidad. En cambio, su colega Jorge Almirón será uno de los protagonistas, pero no por sus instrucciones: es uno de los convocados a la sesión del Tribunal de Disciplina en la que se revisará la denuncia del árbitro Héctor Jona, quien dirigió el partido entre Huachipato, en Talcahuano. El juez acusó la presencia de un funcionario albo en la zona de exclusión, dotado de un aparato electrónico. También se verá la que presentó Universidad de Chile en el mismo sentido, con la finalidad de que se configure el desacato, una infracción que expone al Cacique a la pérdida de los puntos que consiguió en Talcahuano, y al conductor albo a la duplicación de la sanción del castigo que recibió por sus excesos en el partido ante la UC. La realmente trascendente es la primera medida: el Cacique perdería la punta del torneo y los laicos la retomarían cuando quedan dos jornadas.
La disputa será intensa. Además de Almirón, comparecerán los respectivos equipos jurídicos, el coordinador albo, Víctor Vidal, el colegiado Jona, Gustavo Ahumada, el cuarto juez del encuentro disputado en la región del Biobío y Huachipato, el club local. Los laicos aseguran que cuentan con elementos probatorios para acreditar la infracción más grave y, por ende, para arrebatarles el primer lugar a los albos por esa vía.
¿Qué pasará en el tribunal?
Ante la reprogramación del partido ante Magallanes, por la final zonal de la Copa Chile, en el que Almirón podrá estar en la banca, el tribunal también cambió la calendarización de la cita, que ahora comenzará a las 16.30 horas. Los albos implementarán la oficina que ocupa el cuerpo técnico en el estadio Monumental con todos los recursos para que el técnico argentino pueda participar en la audiencia. El resto de los comparecientes deben presentarse en la sala de audiencias.
La U, en su condición de denunciante, tendrá que ofrecer las pruebas con la que dice contar. Los azules deben ser especialmente cuidadosos, para no incurrir en una conducta ilegal. Jona, en tanto, deberá argumentar la infracción que consignó en el informe que recibió el tribunal, pieza que suele ser clave para las decisiones que adopta.
Ahumada, en tanto, es un soporte clave para explicar: oficialmente, era quien estaba en las inmediaciones del campo de juego, más cerca de los actores. Vidal, en tanto, tendrá que explicar su presencia en la zona de exclusión y acreditar que no intermedió para un contacto indebido entre Almirón, ubicado en una caseta, en la parte alta del recinto, y sus asistentes en la banca.
Colo Colo, a su vez, tendrá que contrarrestar la argumentación estudiantil. Por todos los medios posibles, los albos han asegurado que no hubo contacto alguno entre Almirón y su staff y explicaron que, en el momento en que fue detectado, Vidal coordinaba aspectos relacionados con el traslado al equipo al aeropuerto. “Fue a decir que no había control de dopaje”, explicó el club, en su momento, a El Deportivo. “Creemos que los puntos se ganan o pierden en cancha. Eso es lo que ha ocurrido en los últimos partidos, así que, nada, estamos tranquilos”, declaró Aníbal Mosa, en relación a la motivación inherente de los laicos. “En este deporte se gana y se pierde en la cancha. Ahí es donde se ven los gallos”, añadió el timonel. A la corte deportiva, en todo caso, poco deberían importante las consideraciones subjetivas.
¿Al TAS y una copa por encomienda?
La disputa será larga. Es decir, no se remitirá al trámite que cumplirán las partes ante la sala que preside Exequiel Segall. De hecho, el ordenamiento jurídico del fútbol chileno ofrece la posibilidad de recurrir a la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina, la corte de apelaciones del balompié nacional. A diferencia de la Primera, que tiene siete integrantes, la componen cinco miembros.
Esa instancia es la última que ofrece el fútbol chileno. Después, el camino conduce irremediablemente al TAS, el Tribunal de Arbitraje Deportivo. Es decir, a la máxima instancia jurídica que ofrece el deporte a nivel mundial. De hecho, es altamente probable que, después de agotar las instancias locales, cualquiera de los clubes que resulte perjudicado recurra a esa instancia. Los azules, por ejemplo, son representados por Javier Gasman, socio de Eduardo Carlezzo, quien representó a Chile en la controversia con Ecuador por la inclusión irregular de Byron Castillo en las Eliminatorias para el Mundial de Qatar, que llegó hasta Lausana, en Suiza. El organismo tiene sedes adicionales en Nueva York, Estados Unidos, y Sidney, Australia.
¿Cuánto tiempo debe pasar para recurrir al TAS? Hay 21 días después de la resolución que motiva la respectiva presentación.
La inquietud es natural. Solo ese plazo excede el término del Campeonato Nacional, que para los albos contempla los partidos frente a Iquique y Copiapó. El equipo de Macul ya está complicado por el cumplimiento del minutaje para jugadores juveniles por lo que inicialmente tendrían que esperar hasta la última fecha para coronarse irrefutablemente. Sin embargo, el escenario jurídico, por las consecuencias que se derivan de él, plantea un escenario incluso peor: que no puedan recibir el trofeo en la cancha.
La situación no es inédita: en la temporada 2015, los albos terminaron recibiendo el trofeo el 17 de enero, 41 días después de haberse consagrado en Valparaíso, en un partido que tuvo que abortarse por los graves enfrentamientos que protagonizaron hinchas de ambas escuadras en la mismísima cancha. La UC cayó ante Audax Italiano, por lo que ya no podía alcanzar al equipo popular.