Una campaña para sacarlo del país y una dura infancia marcada por la dislexia: la compleja historia del capitán de Georgia
Guram Kashia, el líder de una de las sorpresas de la Eurocopa 2024, tiene a sus espaldas un difícil y extenso recorrido. Le llegaron a pedir que abandone la selección a pesar de ser un histórico, mientras que su niñez tampoco fue fácil: "De pequeño me llamaban tonto e inculto; tuve muchos complejos", asegura.
Georgia tiene una cita con la historia. Los del mar Negro, como país independiente, están disputando su primer certamen continental. Este domingo, buscarán dar un batacazo y vencer a España para clasificar a los cuartos de final de la Eurocopa 2024.
La escuadra dirigida por Willy Sagnol tiene figuras marcadas. Khvicha Kvaratskhelia es la gran estrella y se lleva todos los reflectores. También está Georges Mikautadze, actual goleador del torneo, con tres dianas; y Giorgi Mamardashvili, el arquero más destacado del campeonato.
Atrás de ellos está una escuadra combativa y colaborativa entre sí. Todos son liderados por el capitán Guram Kashia. El central es un histórico, pues es quien más presencias tiene en la historia de la selección, con 113 partidos. Este domingo, ante España, serán 114.
Una historia de lucha
Kashia es un líder dentro y fuera de la cancha. Su capacidad defensiva ha sido clave en el bloque bajo que plantea el exmundialista con Francia. Así alcanzaron los octavos de final en su primera participación en una Eurocopa. El zaguero es el segundo jugador del certamen con más despejes realizados (25) y el tercero con más remates bloqueados (8).
No obstante, también tiene influencia lejos del terreno de juego. Es un férreo defensor de los derechos de la comunidad homosexual, algo que le trajo problemas en su país. El 15 de octubre de 2017, como capitán del Vitesse neerlandés, decidió utilizar una jineta con los colores del arcoíris, lo que desató las críticas.
En Georgia, uno de los países más conservadores de Europa del Este y donde dicho colectivo está más perseguido, se lanzó contra él. Las críticas lo hicieron cerrar sus redes sociales. Esto se profundizó a tal punto que la organización Marcha Georgiana (MG) exigió que el central fuera expulsado del combinado.
El expresidente del país, Gueorgui Marguelashvili salió en su defensa: “La campaña contra Kashia es inaceptable. Todo el mundo tiene derecho a expresarse. Hay que respetar los derechos y libertades de las personas”, señaló en ese entonces.
La UEFA premió su accionar y le rindió un homenaje. En detalle, fue el ganador de la primera edición del premio Equal Game, creado para “defender la diversidad, la inclusión y la igualdad en el fútbol”.
Infancia compleja
La historia de Kashia no se queda ahí. El capitán georgiano forjó su personalidad desde pequeño. Él define su infancia como “compleja”, pues sufre dislexia y no se enteró hasta que cumplió una edad avanzada.
“Soy disléxico. Durante toda mi infancia pensé que era un rarito y un inculto. Todos los profesores me decían eso”, comenzó relatando en contexto del proyecto Away Meeting.
“No podía leer en voz alta, las letras se confundían. Leo algo, pienso que esto es todo pero me dejo cosas. Toda mi infancia crecí con la idea de que era malo leyendo. Si la maestra me pedía que leyera algo, no podía. Entonces, me decía: ‘Siéntate, estúpido, inculto”, añadió.
El central entregó detalles de cómo se enteró de su condición: “Tuve un complejo brutal durante toda mi infancia. Hasta que me fui a Holanda y comencé a aprender inglés. La maestra allí me dijo que fuera a hacerme una prueba de dislexia. Ni siquiera sabía qué significaba esa palabra. Fui y pasé las pruebas”, indicó.
En ese sentido, Kashia afirma que “el 14 por ciento de la población de Georgia sufre dislexia”. Además, es tajante sobre el futuro que pudo haber tenido: “Si no hubiera sido deportista profesional, no habría sabido que era disléxico por el resto de mi vida”, sentenció.
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