Carlos Espinoza fue un histórico futbolista en la región de Valparaíso. El exguardameta se destacó en la década del 50, llegando a formar parte de la selección chilena. Durante su carrera como jugador vistió solamente dos camisetas: las de Everton de Viña del Mar y Santiago Wanderers. De hecho, con ambas casacas fue campeón. Con los ruleteros, dos veces de la Primera División (1950 y 1952), con los caturros, en tanto, conquistó la Copa Chile de 1959.
En la actualidad tiene 95 años y mira de lejos su etapa dentro del campo de juego. Los recuerda con añoranza. De hecho, esta semana, recibió una agradable sorpresa: Jordan Pickford, guardameta del Everton británico, le escribió una carta y se la envió a su casa en Chile.
“Hola Carlos, ha atraído mi atención que eres el último jugador con vida del plantel campeón de Everton en 1950 y 1952. Es un tremendo logro para ti y espero que te estés manteniendo bien. De un portero a otro te deseo lo mejor de parte de todos en Everton FC”, dice la misiva firmada por el arquero de la selección inglesa. El escrito vino acompañado de una camiseta, como regalo.
El rendimiento que tenía en su tiempo como cuidavallas, llevó a Espinoza a ser considerado por Luis Tirado para la Copa América 1956 (Campeonato Sudamericano en esos años), donde jugó dos partidos: triunfo ante Perú y Paraguay. Luego sumó un tercer cotejo con la Roja, una caída ante México, en el extinto Campeonato Panamericano de Fútbol.
Pese a estas nominaciones, el Pelado -como se le apodaba- no se consolidó en el Equipo de Todos. Como jugador, de acuerdo a las crónicas de la época, destacaba por su firmeza de manos. Curiosamente, sus inicios fueron jugando como delantero en Villa Alemana. Sin embargo, luego se cambió de disciplina, pasando al básquetbol. Esto provocaría que se dieran cuenta de sus aptitudes con la pelota entre los dedos, lo que haría que le recomienden probarse como arquero. Volvió al balompié, en una posición distinta y allí se quedó.
Tras su primer título con Everton, el fallecido periodista Julio Martínez lo definiría en las páginas de la tradicional revista Estadio como un portero que “dio desde el primer minuto esa sensación de confianza que el campeón necesitaba en su ciudadela”.