Una vez más se repite la historia. La que indica que no importa el momento puntual de los protagonistas. Una vez más el oficio se impuso a la falta de carácter. Sí, porque a pesar de un inicio absolutamente favorable para la U, el equipo de Hoyos cambió su forma de jugar cuando mejor se asentaba en la cancha.

¿Qué habrá pasado por la cabeza de Hoyos cuando su equipo retrocedió en exceso? ¿Por qué quiso ralentizar el partido si acelerando le iba mejor?

Es cierto que en algunos partidos le puede resultar. Pero no contra un equipo avezado y mañoso. Colo Colo ciertamente no venía bien, razón por la cual lo ideal era imponer las condiciones de juego.

Pero no. La U optó por proteger un resultado demasiado corto para la categoría del rival.

Los azules fueron los principales precursores de la levantada de los de Macul. No sólo le entregaron el campo, además dejaron de atacar, aliviando la tarea de la ultima línea.

En eso, el gran artífice fue Valdivia, que, cuando se puso a jugar y dejó de reclamar todo, fue el articulador de Colo Colo. Así recuperó el control y , de paso, anuló a Pizarro y Araos, los mejores de la U en el primer tiempo.

En resumen, la falta de audacia le costó caro a Hoyos en los 45 iniciales.

Pero la victoria de los albos no sólo se cimentó en eso. También en un nombre propio. Esteban Paredes decidió el partido con un gol de otro partido. Uno totalmente individual que significó un tempranero y definitivo mazazo a las aspiraciones de la U.

Después de la joya del 7 albo, pasaron dos cosas simultáneas. La U exacerbo el pelotazo largo y Colo Colo se dedicó a administrar la angustia azul. Cada intento de choque de los universitarios se topaba con una nutrida y sólida línea defensiva que no salía de su zona por nada del mundo. El contraataque le quedaba cómodo.

Ambos técnicos tendrán mucho que analizar y concluir de este partido con miras a la Copa Libertadores, en donde Hoyos como Guede viven realidades opuestas.

¿Colo Colo venía mal? Sí, cuéntate una de vaqueros.