Colo Colo arde. Y no es por la alta temperatura que reina en el estadio Monumental, el lugar donde la escuadra de Jorge Almirón se reúne para iniciar los trabajos previos a la pretemporada que antecederá a un calendario lleno de desafíos. Desde lo simbólico a lo concreto, 2025 depara para los albos el festejo del centenario, el retorno a la Copa Libertadores y los habituales compromisos a nivel criollo. La conjunción de los tres elementos, siempre que los desafíos se coronen con éxito, puede conducir a un capítulo histórico en la existencia del equipo de Macul.
2024, sin embargo, termina con la tensión al tope. El plantel capitaneado por Esteban Pavez no quedó conforme con el monto que percibió por concepto de premios. Los jugadores advirtieron que la cantidad que aparecía en sus respectivas cuentas era menor a la que proyectaban. En ese contexto, realizaron una acción de protesta concreta: no se presentaron a una actividad con Adidas, la marca que viste a los albos. En Blanco y Negro, por cierto, afirman que cumplieron cada uno de los compromisos suscritos con el plantel. El propio Aníbal Mosa les había dado esa señal a los directores de la concesionaria. También se había comprometido a zanjar eventuales diferencias. A la luz de los acontecimientos, no lo consiguió.
Una disputa cíclica: el fantasma que revive la guerra por los premios en Colo Colo
Las disputas entre los jugadores y la dirigencia alba a cuenta de los estímulos que, aunque suene redundante, son adicionales a los salarios que reciben los integrantes del plantel del Cacique y responden a los objetivos cumplidos durante las respectivas campañas, no son nuevos. Sin ir más lejos, este año ya había estado marcado por una disputa de la misma índole, justo cuando el equipo popular bregaba por insertarse en la fase de grupos en la Copa Libertadores y estaba a las puertas de un compromiso que reviste una importancia adicional para todos los colocolinos: el Superclásico frente a Universidad de Chile. Esa vez, sin un acuerdo zanjado, los albos cayeron ante la escuadra de Gustavo Álvarez en el Monumental y dejaron esfumarse un invicto en casa que alcanzó a durar 23 años. Fue, en efecto, la mancha en un calendario que ofrecería páginas memorables más tarde.
Por esos días, a comienzos de marzo, Esteban Pavez, el capitán albo, tuvo que responder por una eventual falta de disposición para medirse con los azules, a propósito de las diferencias económicas. “Nosotros adentro de la cancha nunca pensamos en premios ni nada. Es absurdo pensar eso, nosotros siempre queremos ganar todos los partidos. Sabemos que en Colo Colo todos los partidos son importantes, campeonato, copa, nosotros siempre queremos ganar. Eso no es un tema que nos influya para bien o para mal”, expresó descartando de plano que el pobre rendimiento que mostró el equipo albo en el que muchos consideran como el partido más importante del año haya guardado relación con la ausencia de un acuerdo monetario.
Tensión
Esa vez, el lío se originó cuando los jugadores pidieron negociar estímulos por la participación en las fases iniciales de la Copa Libertadores, lo que no estaba establecido en el pacto vigente hasta entonces. Había formalidades que respetar. Una modificación requería que cualquiera de las partes la avisara con 60 días de antelación.
En esa oportunidad, la apuesta de los futbolistas era alta. Pretendían quedarse con la totalidad de los premios por esas dos etapas del torneo de clubes más importante a nivel continental, que alcanzaban a los US$ 1,1 millones. Finalmente, las posiciones se fueron acercando hasta llegar a una suma cercana a la mitad de los ingresos por esa vía. Hubo acuerdo justo antes de recibir a Sportivo Trinidense, en el Monumental. Ese partido, los albos lo ganaron por 2-1 y accedieron a la etapa de grupos, donde al club le esperaba un bono asegurado por US$ 3 millones. De ahí en más, en Macul entendían que la cancha estaba rayada con claridad.
Ahora, los fantasmas reaparecen en Macul. Mientras Mosa se compromete a explicarle detalladamente al directorio la situación que generó el nuevo conflicto, a través de un informe específico que le encargó al gerente general, Alejandro Paul, en la intimidad alba resurgen los cuestionamientos respecto de la cercanía del mandamás con los jugadores, una situación que, dicen, los futbolistas aprovechan para obtener utilidades que terminan alterando los acuerdos y, finalmente, aumentan los gastos. Incluso, reparan en un aspecto que el reclamo de los deportistas olvida: que parte de los estímulos acordados fueron abonándose durante el año y que todo está detalladamente estipulado en el acuerdo que firmaron. En eso último, hay una unanimidad en los nueve directores de Blanco y Negro.