Una dura confesión, un récord para Netflix y muchos millones a repartir: lo que dejó el regreso de Mike Tyson al boxeo

Críticas más, críticas menos, la pelea entre Mike Tyson y Jake Paul será recordada por mucho tiempo. La razón de ello es el legado que dejó el evento deportivo tanto en las billeteras de ambos contendores, como en lo que a transmisión se refiere.

Para comenzar, la disputa tenía un pozo de 80 millones de dólares y según los reportes de la prensa internacional, 20 de ellos irían a la cuenta corriente de Tyson y 60 para el otrora youtuber.

Además, la experiencia dejó claro que hay gente que está dispuesta a pagar dos millones de dólares por un acceso vip a este tipo de espectáculos, ya que los accesos más caros se vendían a ese precio y según la productora a cargo, Most Valuable Promotions (MVP), se agotaron dichos palcos.

Y aunque en el cuadrilátero Paul derrotó a Tyson por fallo unánime, el gran ganador de la pasada gala del viernes fue Netflix. La plataforma de streaming anunció -a través de un comunicado- que “fue una noche de récord” para ellos.

Y era que no, si ya en la pelea previa (donde la irlandesa Katie Taylor derrotó a la puertorriqueña Amanda Serrano), habían 50 millones de hogares conectados a la transmisión. Una marca histórica para la empresa norteamericana.

Pero lo que ni ellos esperaban era que en sus momento más álgido, 15 millones de dispositivos más se unieran para observar en vivo el combate estelar. Número que cayó muy poco en el total de los ocho rounds, pues se llegó a 60 millones de hogares.

Eso sí, para obtener dicha marca, la compañía fundada en 1997 tuvo que sufrir bastante pues -según el sitio web Down Detector- cerca de 85.000 espectadores reportaron problemas con cortes del en vivo antes del combate.

Sin embargo, Netflix usó la pelea como un experimento para los proyectos que tienen para el futuro. Ahora buscan quedarse con la audiencia de la NFL (Fútbol Americano) y la WWE (Lucha Libre) y para ello, transmitirán dos partidos en Navidad y ya están difundiendo la cita de la WWE Raw para el próximo 6 de enero.

Pese a que fue derrotado y que su eficacia estuvo lejos de lo que lograba en sus tiempos dorados, Tyson conectó sólo 18 golpes de los 97 que lanzó, el hombre de 58 años se consideró un triunfador.

“Esta es una situación en la que pierdes pero aun así ganas. Estoy agradecido. No me arrepiento de haber subido al ring por última vez”, posteó en sus redes sociales la leyenda del deporte mundial.

Lugar dónde también lanzó una dura confesión. “Casi muero en junio. Tuve 8 transfusiones de sangre. Perdí la mitad de mi sangre y 25 libras (11 kilos) en el hospital y tuve que luchar para recuperarme para pelear, así que gané”, reveló.

Mike detalló así el brote de úlcera que le provocó vómitos con sangre y mareos y lo mandó al hospital en mayo pasado y pospuso la pelea que estaba programada originalmente para el 20 de julio. Pero esa no fue la única reacción posterior a la cita millonaria.

El el expeleador de la UFC, Conor McGregor, tuvo una desafortunada aparición en redes sociales cuando escribió que pensaba programar una lucha contra Prichard Colón. Esto porque el puertorriqueño estuvo 221 días internado con hemorragia cerebral, tras pelear con Terrel Williams, el cual le dio numerosos golpes ilegales en la parte posterior de la nuca, y luego quedó confinado a una silla de ruedas en estado vegetativo.

Y aunque el irlandés borró su desafortunada idea, Paul no quiso dejarlo pasar. “Es divertido escuchar que McGregor está asustado y que nunca boxearía con Jake Paul, pero es la verdad. Sería un trabajo muy fácil para mí”, anunció el boxeador.

Pero sus palabras no quedaron ahí y lanzó un desafío para el europeo. “Querido Conor, sé que le dijiste a mi equipo que pelearías conmigo en 170 libras, eso nunca sucederá. Pero hagámoslo en MMA, sin categoría de peso, tal como se solía hacer, pero no lo harás”, concluyó.