Pese a que el 18 de enero de 2023, Rafael Nadal dejó la Rod Laver Arena con claras muestras de dolor y eliminado en segunda ronda del Australian Open, nunca pensó que cuatro meses después seguiría roto. Física y mentalmente. Y es que ya son 123 días tras esa lesión en el psoas ilíaco que no le permitió defender el título en Melbourne y que lo tiene asumiendo poco a poco su retiro. Un golpe tremendo, si se piensa que él mismo dijo que el tiempo de recuperación sería de un máximo de ocho semanas.

En una conferencia de prensa en Mallorca anunció que no seguirá persiguiendo el retorno durante 2023 y que 2024 será su último año en el circuito. “Disputaré los torneos que me apetezcan para despedirme de aquellos que han marcado mi carrera”, admitió con tristeza. “Esta decisión no la he tomado yo, la ha tomado mi cuerpo”, otra de las declaraciones que evidencian un retiro obligado.

Y es que la recuperación de esta dolencia ha sido lenta y compleja. Varías recaídas lo han ido obligando a anunciar sistemáticamente que no estaba listo para volver. Primero fue en Indian Wells y Miami. Después en Barcelona, Madrid y Roma. Finalmente, la ausencia más dura de todas: Roland Garros.

El Grand Slam parisino no contará con el rey de la arcilla por primera vez desde 2004 y al comenzar las acciones en la Phillipe Chatrier, este 29 de mayo, el balear dejará el top 100 tras 20 años. No defender los 2.000 puntos que ganó el año pasado gracias su 14° Copa de los Mosqueteros, lo dejarán solamente con 445 unidades: 180 del US Open, 200 de las ATP Finals, 45 del Open de Australia de 2023 y 20 de los Masters de Cincinnati y París. Por su parón ya anunciado hasta el próximo año, quedará con solo los conseguidos en Melbourne, pudiendo bajar al puesto 600 del planeta.

Igual de todas formas dos escenarios ayudarán a que Nadal pueda tener la chance de estar en las citas más importantes del planeta para su retiro como profesional. Por un lado están las invitaciones, que sin dudas le llegarán en masa cuando el español las comience a solicitar. Casos como el de Andy Murray y Stan Wawrinka son ejemplo de aquello, ya que ambos jugadores estuvieron muchos meses recibiendo “Wild Cards” para aparecer en los cuadros de los eventos ATP tras sus lesiones. “Si necesito invitaciones, supongo que no habrá problemas para ello, creo que me lo he ganado”, lanzó en la conferencia del jueves.

Nadal en la red junto a McDonald, en su último partido de 2023. REUTERS/Hannah Mckay

El otro método sería a través del “ranking protegido”, siempre y cuando el balear pueda demostrar que no estuvo jugando por la lesión. Desde los seis meses sin competir puede solicitar este beneficioso, el cual permite entrar de manera directa a los cuadros de hasta los 12 (ese número es solo si firma un año sin competir) primeros torneos que elija para su retorno. Aunque esto no serviría para unas eventuales ATP Finals.

Eso sí, su lesión actual no es el único motivo que marca su adiós. “Han sido unos años complicados estos últimos, mi día a día ha sido de un nivel muy bajo”, dijo.

Y es que los éxitos de 2022 (Australian Open, Roland Garros, Acapulco, Melbourne) quizás camuflen los problemas que también aparecieron en ese curso: una fisura en la costilla, las molestias en el pie por el Síndrome de Muller-Weiss y un desgarro abdominal. Si vamos a 2021, aparece una intervención en el escafoides del pie izquierdo. Este año, en su primera aparición oficial llegó el psoas ilíaco y los 123 días de pesadilla.

Por eso admite que necesita un punto y aparte. Dejará de entrenar incluso se animó a decir. Todo para poder llegar de la mejor manera a 2024 y despedirse del tenis en pista, compitiendo. Un primer paso podría ser la Copa Davis que se disputa en distintas ciudades de Europa en septiembre y noviembre, aunque aquello dependerá de la decisión del capitán. Y del cuerpo de Rafa.

Después ya vendrá ese paso estelar por las ciudades que lo vieron transformarse en uno de los mejores de la historia. Los cuatro grandes aparecen como paradas obvias. Barcelona, Montecarlo y Roma, los lugares en donde más ha ganado aparte de París, también. El resto ya quedará a criterio del balear y de su físico. Mallorca quizás. Madrid por su puesto. Canadá, el país donde más torneos de Masters 1000 en cemento ha conquistado, también puede ser una opción.

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