Mauricio Isla es el nuevo jugador de Colo Colo. El Huaso se transformará en la pieza que Jorge Almirón tanto esperaba para terminar de conformar el plantel de cara a un segundo semestre que contempla dos objetivos claramente definidos: alcanzar el título en el Campeonato Nacional y escalar lo más posible en la Copa Libertadores.
El técnico había pedido llenar funciones que considera fundamentales. Pidió a un goleador de fuste y Blanco y Negro se vio en la obligación a realizar un desembolso histórico para fichar al argentino Javier Correa. Solicitó a un lateral izquierdo y para ese sitio llegó Cristián Riquelme, desde Everton, con el añadido de que su participación le permitirá cumplir con el minutaje juvenil.
Sin embargo, le faltaba el lateral derecho que había solicitado expresamente. Para esa posición, después del infructuoso intento por contar con Matías Catalán, finalmente consiguió la contratación del integrante de la Generación Dorada. Una incorporación de alto vuelo, que no estuvo exenta de serias dificultades en su gestión. Isla jugará por los albos durante los próximos dos años.
El encontrón
Hace 10 días no se veía cómo Isla podría terminar jugando en Colo Colo. Si bien las negociaciones estaban en pleno desarrollo, lo que implicó el intercambio de ofertas y contraofertas entre las partes, después del partido frente a Unión Española, el presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, detonó una bomba. “Hicimos tres ofertas y las tres ofertas fueron rechazadas. Estamos viendo otras alternativas en este momento. La señal que da es que no quiere venir. Cuando uno rechaza tres ofertas y a todas las propuestas que mandamos dice que no, entendemos que a él no le interesa”, declaró el empresario puertomontino, evidentemente molesto.
“Me llama la atención porque pensamos que, por lo que nosotros habíamos escuchado, tenía muchas ganas de venir. Cuando uno hace una oferta, o hace dos, por lo general recibe una contrapropuesta y lo que recibimos fue una negativa, las tres veces, así que me llamó la atención”, insistió, respecto de la supuesta desidia del jugador.
El seleccionado chileno respondió duramente. Incluso con cifras. “Primero pedí 70 millones, segundo que pedí 60 millones, tercero que pedí 50 millones y ahora que no quiero ir, jajaja. Más respeto”, escribió el seleccionado nacional en su cuenta de Instagram. Y luego fijó una simbólica postura: “Milagro que juego a fútbol para los hinchas y para la familia, no para los dirigentes”, puntualizó. Los mensajes fueron incluidos en una imagen del dirigente ofreciendo las explosivas declaraciones a los medios de comunicación, ataviado con un vistoso gorro chilote.
Nunca se cortó el puente
Aunque el choque fue de alta intensidad, lo cierto es que las tratativas con el círculo cercano al futbolista nunca se interrumpieron. Tampoco se cortaron los contactos con Independiente, que mantenía en su poder el pase del futbolista y que, finalmente, recibirá cerca de US$ 300 mil como compensación para liberarlo.
De hecho, en su misma intervención Mosa abría la posibilidad de seguir negociando, aunque ahora abietos a la posibilidad de decantarse por otro nombre, como el de Catalán, que seguía siendo una fuerte opción por varias razones: es chileno, más joven que Isla y puede actuar por la banda o como zaguero central. “Estamos trabajando. Nada está cerrado, todas las cosas siempre siguen abiertas, pero nosotros no nos quedamos con un solo nombre. Estamos trabajando por el lado para ver de qué manera satisfacemos las necesidades del entrenador del equipo”, puntualizó el mandamás.
En Blanco y Negro, de hecho, no se impresionaron por el tono de la disputa. “Es normal, cada parte defiende lo suyo”, decían internamente, sin abrirle espacio a sensibilidades personales. La intención siempre fue mantener las tratativas en el plano original: el de un negocio que podía servirles a ambas partes. Si, por un lado, los albos llenaban una función clave, por el otro Isla cumplía su deseo de retornar a Chile para estar cerca de sus afectos. En ese ida y vuelta, su entorno deslizó la existencia de ofertas desde Estados Unidos y Medio Oriente. En Macul las consideraron como parte de la estrategia para elevar los números. “Nada a lo que no estemos acostumbrados”, explicaron a El Deportivo.
El acercamiento
Isla siguió en Chile. Por un lado, continuó preparándose para la llegada de una propuesta. Utilizó las instalaciones de Juan Pinto Durán para mantenerse en forma, junto a Alexis Sánchez, quien también se animó a enviarle un mensaje a la dirigencia del Cacique en el sentido de apurar las negociaciones con su amigo, claro que en un tono bastante más apacible. “Terminamos por hoy. Vamos, carajo. Huasito Isla, como nuevo mi compadre, está como nuevo. Así que pónganse las pilas ustedes”, apareció diciendo el tocopillano en un video que colgó en sus redes sociales. Las ofertas del exterior, que en su entorno habían situado en Asia y en Estados Unidos, no fructificaron.
El jugador, a su vez, mantuvo su deseo de afincarse en Chile, después de largos años en el exterior. La cercanía con sus hijas cobraba un rol clave en la definición de su futuro profesional. Mientras resolvía su futuro, jugó algunos partidos informales con amigos en los que participó el Niño Maravilla. El ánimo había cambiado lo suficiente como para volver a tomarse las cosas con calma.