Durante su historia, la Copa Chile ha generado hitos que aspiran a reflejar su carácter unificador, en el cual participan equipos profesionales y amateurs, para tener fútbol en rincones que no siempre lo pueden disfrutar.
Es icónica la visita de Colo Colo a Rapa Nui en 2009, cuando el Cacique enfrentó al seleccionado de la Isla de Pascua. También sucedió con Universidad Católica, cuando jugó en San Pedro de Atacama en 2010 ante un combinado de la localidad nortina. Más fresco está lo sucedido el año pasado con la presentación de Bories, elenco de Puerto Natales, que recibió a Deportes Puerto Montt, en el partido oficial más austral que haya recibido el país.
En junio de 2023 se oficializó la idea de llegar a la isla de Juan Fernández. Ese desafío deportivo y logístico tendrá como su punto culmine este sábado, inaugurando la edición 2024 del campeonato.
En la cancha sintética del estadio Municipal de San Juan Bautista, capital del archipiélago (cuya población es de aproximadamente 1.200 personas), la selección local enfrentará a Santiago Wanderers (12.30 horas), en un hito para la comunidad. En el medio del Pacífico Sur, con un paisaje alucinante, se dará el vamos a la Copa.
Si bien el combinado ha tenido encuentros anteriores (incluso, llegó a perder 16-0 con Isla de Pascua, en el año 2000), nada se compara con lo que se vive hoy, por la expectativa que se ha generado en un lugar tan lejano como especial, cuya historia reciente ha estado tristemente ligada a sucesos que estremecieron al país (el tsunami del 27 de febrero de 2010 y la tragedia aérea del avión CASA C-212 de la Fuerza Aérea en 2011).
Por cierto, tienen la particularidad de no ser futbolistas profesionales. Han debido compatibilizar sus labores diarias en sus trabajos (como la pesca) o estudios con los entrenamientos, a cargo de Jorge Garcés.
El experimentado entrenador de 69 años asumió hace dos meses el desafío de liderar este peculiar desafío, nada menos que ante Wanderers, donde el DT llegó a ser campeón de Primera División en 2001. “Trabajan todo el día y las prácticas son de noche, están en la pesca de 8.00 a 18.00 horas, la mayoría de ellos”, confesó durante la semana.
Más allá del mero partido, esta travesía deja postales para el recuerdo, como ver a un equipo profesional entrenando en pleno Océano Pacífico, en el buque Aquiles de la Armada de Chile. Así sucedió con parte de la delegación del equipo de Valparaíso, que tuvo una ventana para ejercitarse en la misma embarcación, previo al arribo a Juan Fernández. El buque zarpó desde el puerto el martes y arribó el jueves por la mañana (el viaje duró cerca de 38 horas), con una plantilla caturra dominada por juveniles.
“Es algo diferente, con algo de incertidumbre, pero vale la pena. La experiencia no se da siempre, hay que disfrutarlo al máximo. Ojalá que salga un partido bonito. Nosotros lo vamos a tomar de una manera muy seria, es un compromiso importante para nosotros”, afirmó Marcelo Cañete, uno de los experimentados que forma parte de la delegación, así como Carlos Muñoz y el portero Fernando Hurtado. Después de 15 años, la Copa Chile se vuelve a jugar en territorio insular.
La edición 44° del certamen contará con 94 partidos y 65 participantes. El formato será el mismo del año pasado, con una fase regional (cuatro zonas divididas geográficamente) y otra nacional. La programación indica que la actividad se concentrará entre junio y julio, aprovechando el receso por la Copa América. Este viernes por la noche se realizaba el sorteo de la competición, en dependencias de TNT Sports.
Más allá del resultado que se de en la cancha este sábado, la jornada en Juan Fernández tendrá un evidente tinte especial y mágico. Tal como sucedió en Hanga Roa, en San Pedro de Atacama o en Natales.