Si la hoja de ruta de la concesión de Universidad de Concepción hubiese seguido el transcurso inicialmente delineado, quedarían apenas unas horas para que el club penquista dejara de ser un Fondo de Deporte Profesional vinculado con la corporación en la que está constituido el Campanil y pasara a convertirse en una Sociedad Anónima Deportiva Profesional. El añadido es el elemento más atractivo del trámite: a cargo de la nueva figura institucional estaría el empresario árabe Rimoun Hanouch, cuyo arribo fue anunciado oficialmente por el club mediante un comunicado, después de que concluyera el respectivo proceso de licitación.

Sin embargo, a dos días para el término de 2023, el proceso está seriamente amenazado. Concretamente, a punto de abortar. En el sur, donde inicialmente se deslumbraron por el origen de la propuesta y la solvencia del principal capitalista que la sostenía, ahora no están seguros de dar el paso. Más bien, todo apunta en sentido contrario. Un grupo de socios, de hecho, dio el primer paso e interpuso una demanda civil para exigir la nulidad absoluta de los actos jurídicos que desarrolló el club para culminar en la concesión.

Y, más aún, el propio club pidió asesoría directamente a la ANFP y la FIFA para saber si el nuevo dueño era o no representante vigente de jugadores. Desde Zúrich, sin embargo, evitaron entregar detalles de la carrera del inversionista, pero sí aseguraron que dejó la actividad de agente poco tiempo antes de adjudicarse la licitación del Campanil. En la Octava Región buscan deshacer la alianza que, en cualquier caso, no ha pasado del compromiso preliminar. Lo peor es que la decisión de la entidad académica de no seguir brindándole soporte y la ausencia de inversionistas para darle soporte a una SADP que, al menos, ya está constituida, pone en entredicho el futuro del club.

El registro

Uno de los elementos fundamentales que había dispuesto el Campanil, en congruencia con los valores fundamentales de la principal casa de estudios superiores del sur de Chile, era que el club no iba a ser traspasado a representantes de futbolistas. La línea, en todo caso, se corrió rápidamente, pues el grupo ligado a Sergio Gioino, actual presidente de Ñublense, expuso su plan y se presentó a la licitación. También lo hizo otro conglomerado, liderado por el argentino Santiago Filgueiras y que tenía como atractivos las presencias de Matías Rodríguez, quien incluso volvería a jugar para defender a los auricielos, y de Luis Riveros, el ex rector de la Universidad de Chile. A ese planteamiento, en el sur ligan a Gustavo Debeza, también intermediario de jugadores, que ha operado en Chile desde comienzos de los 2000.

La aparición de distintos antecedentes que vinculan a Hanouch con la intermediación de futbolistas encendió las primeras alarmas. Inicialmente, de parte de quienes perdieron la licitación y que sintieron que no se había respetado un principio inicial que, de igual forma, ya parecía vulnerado por todos los participantes. Concretamente, el registro de agentes de la FIFA lo muestra ejerciendo esa actividad hasta marzo de 2023.

Más atrás, en ese mismo rol, se reunió con Lorenzo Antillo, entonces gerente general de Audax Italiano, y con el agente chileno Sergio Morales para explorar una posibilidad de venta de jugadores hacia el mercado asiático. “Hace 12 años fui a Emiratos Árabes con Sergio Morales. Rimoun nos hizo los contactos con clubes de ese país. Lo conocí una vez, no sé nada, nunca más hablé con él. Yo como Audax Italiano quería vender futbolistas directamente. Él solo fue el ejecutor porque tenía los contactos, nada más. No tenía idea si era representante, no sé si lo sigue siendo”, reveló Antillo a El Deportivo cuando surgió la controversia. Cristián Montecinos, quien avaló su solvencia, también admitió a este medio que le había conocido en esa función.

Rimoun Hanouch, a la izquierda, el empresario árabe que se adjudicó la licitación del Campanil.

Para mayor abundamiento, a fines de noviembre, el Consejo de Presidentes de la ANFP aprobó por unanimidad el Reglamento Nacional de Agentes del Fútbol. En lo que concierne a este caso, la norma prohíbe estrictamente la participación de los representantes en la propiedad de los clubes. “Entre los requisitos respecto de conflicto de intereses está el no tener interés, ni a título personal ni a través de su agencia, en un club, una academia o una liga o una liga jurídicamente independiente, ser representante o empleado de la FIFA, de confederaciones, federaciones miembro, ligas, clubes u órganos que representen los intereses de clubes o ligas, o de organizaciones vinculadas directa o indirectamente con dichas organizaciones y entidades, tener intereses en empresas de apuestas en los 12 meses anteriores al momento de presentación”, expuso la entidad que preside Pablo Milad, en un comunicado público, el miércoles 29 de ese mes.

¿Qué puede pasar?

Las señales distancian cada vez más a ambas partes. Mientras por un lado la dirigencia del club, que sigue encabezando Gustavo Lecaros, consulta la viabilidad de deshacer el plan, en el entorno de Hanouch también esperan certezas respecto de que el acuerdo se concretará.

Por el momento, de hecho, el inversor árabe no viajará al país y, según cercanos, solo lo hará cuando efectivamente se concrete el traspaso y sus personas de confianza tomen el control de la institución.

La incertidumbre tiene, por cierto, efectos directamente deportivos: el Campanil ni siquiera tiene un cuerpo técnico, considerando que el anterior, Miguel Ramírez, ya se ligó a Deportes Iquique, que en 2024 jugará en Primera División. En los adjudicatarios de la licitación afirman que el actual escenario les impide concretar acercamientos con técnicos y jugadores, toda vez que eventuales resoluciones judiciales o de otro tipo podrían interrumpir las relaciones que suscriban. Por otro lado, el club les había notificado a sus funcionarios que sus contratos llegarían hasta el 31 de diciembre, asumiendo que al día siguiente comenzaría la gestión del nuevo controlador.

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