La derrota de Rafael Nadal ante Dominic Thiem en cuartos de final del Masters 1000 de Madrid no solo rompía con los 50 sets seguidos que había ganado el zurdo, sino que cambiaba el curso de las seis semanas anteriores en el ranking ATP. Rafa pasaba del uno al dos y Roger Federer se adueñaba de la cima sin siquiera jugar el torneo de la capital española.

Ayer, un torneo después de caer en el de su país, Nadal retomó la sonrisa. La lluvia quiso atrasar la celebración, pero luego de cerca de una hora de espera y de un cierre intenso de partido, Rafa volvía a levantar una copa: 6-1, 1-6 y 6-3 fue el resultado, Alexander Zverev el rival y el Masters 1000 de Roma el escenario, torneo que ya había levantado siete veces. Ocho con el de este 2018.

El holgado resultado con el que Nadal se llevó el primer set, con el buen juego de siempre, preciso e incisivo con su zurda, auguraban un duelo sencillo para el español. Sin embargo, el alemán llegaba a la final con el impulso de haber ganado el último Masters 1000, frente al verdugo de Rafa, en Madrid. También el torneo anterior en Múnich.

En el segundo parcial aparecieron las credenciales del germano y, con igual marcador al del primero, emparejó el partido para mandarlo a un set definitivo.

En la tercera manga volvió a aparecer la lluvia, provocando que por segunda vez se detuviera el duelo. En ese momento Zverev ganaba 3-2 y, tras la pausa, el español desplegó un tenis incluso mejor al del primer set y con certeros golpes dejó el partido a su favor, ganando cuatro juegos seguidos.

El triunfo en Roma no solo significó un nuevo título para quien más ha ganado en los Masters 1000, sino que le devuelve el número uno del ranking, quedando sobre Federer desde hoy y a 100 puntos de distancia.

Ahora viene Roland Garros, donde Nadal es campeón vigente.