El uno a uno de Chile: caos, desconfianza y una triste eliminación
La Roja sucumbió de manera estrepitosa ante un Perú intenso y aplicado. Los de Reinaldo Rueda perdieron todos los duelos individuales.
G. Arias: Exhibió dudas y falta de confianza. Cometió un error infantil en la jugada que terminó en el segundo gol peruano.
M. Isla: Bajo partido. Demasiado contenido, no fue una buena alternativa por la orilla. Tuvo muchos problemas en las coberturas.
G. Medel: Mezcló buenas y malas. Anticipó con frecuencia, pero estuvo lento en los retrocesos. Lejos de su nivel de otras jornadas.
G. Maripán: Sin brillar, fue el más sólido del fondo. Tuvo un interesante duelo con Guerrero. Firme en el juego aéreo y las coberturas. Dubitativo en la salida.
J. Beausejour: Se ofreció como alternativa constante de descarga en la banda zurda. Sufrió el duelo con Carrillo y sintió el rigor físico del encuentro. Discreto segundo tiempo.
E. Pulgar: Primera salida de Chile. No trascendió como en el resto del torneo. Atinado en la administración. Bajó su nivel conforme avanzó el partido.
Ch. Aránguiz: El mejor de la Roja. Pisó las dos áreas, administró y recuperó. Remató al arco y empujó hacia adelante en una jornada complicada desde el punto de vista colectivo.
A. Vidal: Demasiado condicionado por la amarilla que quiso evitar a toda cosa. Cometió algunos errores en la distribución y su recorrido fue menor que el de otras jornadas.
José P. Fuenzalida: Timorato. Poco activo. Se movió por la cancha con poca lucidez. Participó escasamente del juego.
E. Vargas: Con pocos espacios, debió retroceder para interactuar con la pelota. Le faltó claridad en el último tramo. Contribuyó activamente en la defensa de las pelotas detenidas. Hizo el ridículo picando un penal al final del partido, cuando Perú ganaba 3-0.
A. Sánchez: Hizo un largo recorrido para asistir a Beausejour. Salió del área, pero abusó del pelotazo. Mucha aplicación táctica, pero nula trascendencia ofensiva.
Á. Sagal: Entró para cambiarle la cara a la ofensiva chilena, pero no lo logró. Infinitos ripios técnicos en la entrega y hasta en el control de la pelota.
N. Castillo: Ingresó tardíamente para intentar un milagro. No participó.
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