Gabriel Arias: No tuvo que intervenir en toda la primera mitad por el aseado trabajo defensivo de Chile. En la segunda, poco pudo hacer para evitar los tantos mexicanos.  No fue solución, pero tampoco el principal problema.

Mauricio Isla: Mejor en ataque que en defensa. Salió airoso en el primer tiempo de buena parte de sus duelos con Hirving Lozano, que se cambió de banda para tratar de desequilibrar por la izquierda. En la segunda bajó notablemente, como todo el equipo, su rendimiento, pero alcanzó a habilitar al menos a Castillo en el único gol chileno.

Gary Medel: Formó en el centro de la zaga junto a Maripán. Batallador, como casi siempre, estuvo demasiado blando en un duelo aparentemente inocuo con Jiménez que terminó con la pelota estrellándose en el poste de Arias. Como comandante de la zaga de la Roja, terminó señalado tras el desplome generalizado del equipo.

Guillermo Maripán: Fiable en el juego aéreo y atento al cruce durante los primeros 45 minutos, sufrió una verdadera caída en sus prestaciones tras el entretiempo. El central, uno de los hombres de moda del fútbol español y el jugador con más minutos disputados en la era Rueda, no rindió a su mejor nivel. De una pérdida de pelota suya nació el 3-0.

Eugenio Mena: No se prodigó demasiado en ataque porque Chile cargó sus acciones preferentemente por la derecha y por las constantes subidas del lateral Luis Rodríguez por su perfil. Fue sustituido en la segunda mitad por Opazo tras cuajar un correcto desempeño.

Charles Aránguiz: El encargado de construir el fútbol ofensivo de Chile.  Completó una gran primera mitad y fue de lo poco rescatable de un equipo irreconocible. Se movió con inteligencia por toda la parcela ancha y puso una falta lateral en la cabeza de Vidal que a punto estuvo de significar el 0-1. Su regreso a la Roja es una noticia extraordinaria.

Erick Pulgar: Más cómodo en las ayudas defensivas que en la generación de juego. No lució demasiado en un partido en el que estaba llamado a pelear por un sitio en la oncena. Moreno le ganó claramente la partida por alto en la acción del 2-0.

Pablo Hernández: Fue de más a menos. Comenzó muy activo, asociándose bien con Aránguiz y Vidal en el centro del campo y asomándose al arco de Ochoa, pero su rumbo se extravió y terminó siendo sustituido por Mora a los 76 minutos. Cometió un penal absolutamente infantil sobre Salcedo que puso en ventaja a México.

Arturo Vidal: El Rey no entiende de partidos amistosos. Aplicado en defensa y omnipresente en ataque. Tuvo la ocasión más clara de la primera parte en un cabezazo imperial que sacó muy bien Ochoa y que pudo cambiar el curso del partido. Indispensable para la Roja, aunque no fue tampoco su mejor performance.

Nicolás Castillo: Se vació en la presión, pero vivió demasiado aislado todo el partido. Lo intentó sin éxito con un par de disparos lejanos en la primera mitad y logró ver portería en la segunda tras una buena asistencia de Isla. Su idilio con el gol alcanza al menos para confiar en el futuro.

Iván Morales: La gran sorpresa en la oncena de Rueda no tuvo un estreno soñado. Voluntarioso en el día de su debut, pero superado por la situación en casi todos los lances. Registró un remate, muy elevado, a los 27 minutos y fue reemplazado por Jara a los 72. Cuenta, por suerte, con mucho margen de mejora.

Gonzalo Jara: Dispuso de 18 minutos para volver a sentirse seleccionado. Con el cambio de sistema y la brecha en el marcador favorable a México, no tuvo demasiada participación.

Óscar Opazo: Ingresó con 3-0 en contra y jugó con perfil cambiado. Tuvo libertad de acción cuando Chile pasó a formar con línea de tres, pero no pudo aportar demasiado a cambiar la suerte del encuentro.

Felipe Mora: Sustituyó en el último cuarto de hora a Pablo Hernández con Chile buscando ya la remontada, pero no consiguió marcar demasiadas diferencias.