El vacío adiós de Bravo
Bravo abandonó Chile rumbo a Manchester asegurando que no se baja de la Roja. Tras incendiarlo todo, abre la puerta a su retorno, pero no aclara su berrinche.
Tres horas y media antes de que Chile saliera a la cancha en Dinamarca para enfrentar a los dueños de casa en un nuevo amistoso, Claudio Bravo llegaba al aeropuerto de Santiago con rostro serio. Un grupo de periodistas lo esperaba para intentar escuchar una versión clarificadora (que él mismo había deslizado iba a dar y sus compañeros habían requerido que diera) de su incendiaria marginación de la Roja en el inicio de la era Rueda. Pero no habló casi.
Su esfuerzo alcanzó apenas para esbozar una frase. Tan escueta como sorprendente: "Nunca he dicho que no voy más a la Selección", aseguró, justo antes de ingresar a la zona de extranjería de la PDI en el terminal aéreo de Pudahuel. "Si los compañeros y el cuerpo técnico dicen eso, por algo será", agregó misteriosamente cuando le preguntaron los reporteros si se le puede seguir considerando el capitán de la Roja.
Un par de líneas contundentes, pero insuficientes para aclarar su situación dentro del equipo. ¿Está dispuesto a volver sin condiciones o sólo si se cumple su exigencia de sustituir a los preparadores de arqueros actuales por uno de su círculo? No hubo aclaración a ese engima capital.
No hubo más frases o reflexiones. No había ánimo para responder más interrogantes. Apenas lanzó un par de miradas de reojo, mientras todos le hacían preguntas a distancia y a viva voz antes de cruzar el control policial. Después, otra vez el silencio. El misterio. La indiferencia.
El arquero suplente del Manchester City regresó así a Inglaterra para volver a enfocarse en el final de su irregular temporada, luego de pasar los últimos días en Chile junto a su familia y entrenando en el equipo de su representante, Magallanes, y con los preparadores de arqueros de un conjunto de Primera B.
El arquero se había bajado del inicio del ciclo de Rueda con un embarullado mensaje en redes sociales el mismo día en el que salió la lista de convocados, que le incluía, y enfrentándose en duros términos al presidente de la ANFP. A Arturo Salah le culpó de no resolver sus especiales requerimientos y de dirigir el ente futbolístico con amiguismo y falta de responsabilidad.
Pero al abandonar Chile, el meta reabrió la puerta a su regreso. No hizo comentarios sobre el emplazamiento para su vuelta que llegó desde el camarín, en boca de Alexis y de otros compañeros. Unos y otros dejaron claro que esperan que su capitán se siente frente al vestuario y solucione sus diferencias cara a cara.
Las mismas diferencias que se arrastran desde el final de la era Pizzi y que, ahora, tras la primera nómina de Rei, adquirieron mayor connotación pública. Las críticas de vuelta del propio Salah y el directorio de la ANFP, así como el casi nulo apoyo que recibió de parte de los otros referentes del equipo, dan cuenta de su distancia con el camarín.
Pero sólo el adiestrador cafetero sabe con certeza si le concederá o no otra oportunidad al arquero. La próxima convocatoria será en junio, al filo del Mundial, en otra gira de amistosos. Rueda también dejó sin resolver el enigma.
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