Jorge Valdivia fue el último futbolista que ingresó a la cancha del Monumental. Caminó directo a la banca, mientras recibía el aplauso de los casi 24 mil asistentes. La magia estaba de vuelta, pero debía esperar en la banca, tras cinco meses de ausencia en duelos oficiales.

Es que Mario Salas tuvo que recurrir al mundialista para revertir un duelo cerrado. Iquique no daba espacios. El Comandante sabía que solo una genialidad de su 10 podría desnivelar el partido. Además, quería probarlo para ver si estaba en condiciones de jugar ante Universidad Católica de Ecuador, este martes, por la Copa Sudamericana. Hoy, a las 9 am, viajan.

Valdivia saltó al campo a los 57' y solo 10 minutos le bastaron para justificar su ingreso. A los 67' metió un pase filtrado a Opazo, quien habilitó Mouche para el 1-0. A los 79', el Mago sentenció el partido tras un rebote. Antes, a los 71', había sido amonestado por reclamar.

Al término del duelo, Valdivia se desahogó. "Me sentí bien. Lo más importante es que ganamos. Ganamos con lo que me caracteriza, pases, y lo que no me caracteriza, un gol", dijo de entrada. Después tuvo un mensaje para sus críticos: "Siempre voy a ser tema de conversación. Por la intensidad, por el famoso físico. El fútbol es para los inteligentes. Vengo demostrando con los años que soy importante en cualquier equipo". Y remató, en relación a la labor arbitral: "¿Cuántos hacen los reclamos que yo? Y a mí me ponen amarilla. Le pido a los árbitros que no guarden rabia, que disfruten como yo".

En conferencia de prensa, Mario Salas dio la razón a su pupilo: "Estoy de acuerdo con Jorge; no hay nada más importante que el talento"; mientras su compañero Mouche ahondó en los halagos: "Jorge es un jugador distinto a todos, un jugador que juega a otra cosa".