El Barcelona llega tocado para el miércoles, día que enfrentará al Real Madrid por la Copa del Rey. El cuadro de Ernesto Valverde sufre en defensa y se nota errático en ataque. La aparición de Lionel Messi, el incansable salvador del cuadro culé cuando las cosas se vuelven lúgubres -como ayer, que convirtió el doblete del empate-, también está en duda por una contractura.

Fue el Valencia el que desnudó todas las falencias del conjunto azulgrana. Como para que Santiago Solari tomara nota desde Madrid. Valverde decidió dar descanso a Jordi Alba y sus flancos sufrieron como nunca. Sergio Busquets no fue citado y el mediocampo no defendió ni creó juego. Rakitic no dio la talla, mientras que a Arturo Vidal el despliegue ya no parece salvarlo. Si bien el chileno asistió a Messi para el 2-2 final (un zurdazo imparable del argentino), se le nota perdido en la cancha. Corretea despavorido tras el balón y sus arremetidas en ataque son intrascendentes la mayoría del tiempo. Además, protesta mucho al colegiado.

De todo eso sacó provecho el cuadro de Marcelino. Azotó por los flancos a los débiles Semedo y Sergi Roberto. No por nada los goles de Gameiro (24') y Parejo, de penal (32'), se originaron por la izquierda.

El descuento, sin embargo, llegó pronto. Ante la evidente lentitud de Luis Suárez y la poca influencia de Coutinho, Messi tiró de líder, otra vez. Convirtió el 1-2 de penal a los 39' (cometido sobre Semedo, a pase también de Vidal). Y en el segundo tiempo, cuando los locales sitiaban al equipo che y acumulaban dos tiros en los postes, colocó el segundo tras arremetida en solitario de Suárez y pase de Vidal.

Minutos después, el miedo se apoderó de los hinchas catalanes: el argentino se atendía fuera del campo por un fuerte dolor en la pierna derecha tras un golpe. Si bien completó el partido, el dolor era evidente. Un tema al que se refirió Valverde tras el partido: "Está bien, pero hemos de esperar para ver cómo está tras las pruebas, y de momento esperamos que se pueda recuperar como el resto". Y mañana el Atlético, que juega en Sevilla con el Betis, le puede poner el aliento en el cogote.