Como una anécdota histórica y como un examen aprobado con buena nota. Así será recordado, probablemente, el aguardado estreno oficial del sistema de asistencia arbitral por video (VAR) en suelo chileno. Un soporte tecnológico al servicio de la justicia referil, no cabe duda, pero también (al menos por el momento) un nuevo elemento de animación futbolística llamado a formar parte muy pronto del folclor del balompié a nivel mundial.
Un sistema innovador que salió a relucir esta noche, en el Estadio Monumental, en dos ocasiones. Y que en ambos casos lo hizo con acierto. La más importante de sus injerencias (por aquello del cariz histórico) fue la primera, empleada para dirimir un posible penal en el área de Palmeiras. Una intervención sin precedentes que quedó reducida a un gesto de escucha del colegiado del partido, un minuto y 38 segundos de agónica espera y una sentencia acertada del juez, favorable a los principios y el espíritu del invento, y contraria, por cierto, a los intereses de Colo Colo.
Hasta entonces, en honor a la verdad, la noche en Macul, y a diferencia de lo ocurrido en dos de las tres llaves anteriores de cuartos de final en que los cobros arbitrales se habían tornado tristemente protagonistas pese al soporte de la tecnología, había transcurrido más bien tranquila. Ni el juez principal del cotejo -el uruguayo Andrés Cunha- ni sus invisibles asistentes en la cabina de video arbitraje situada en un container a orillas del estadio -los argentinos Mauro Vigliano, Patricio Loustau y Hernán Maidana- habían necesitado aunar sus fuerzas para dilucidar polémica alguna. Un fortuito choque de Paredes con el arquero del Verdao y un involuntario codazo de Valdivia a Dudú que había terminado con el volante sangrando profusamente por la nariz, no habían requerido siquiera de la detención del encuentro durante la primera mitad.
Pero en el minuto 53, todo cambió. En la acción inmediatamente posterior a una caída de Paredes dentro del área (que bien habría podido ameritar la intervención del VAR), un disparo de Valdivia desde la frontal del área fue desviado a córner por el zaguero Mayke. Fue entonces, cuando los jugadores de Colo Colo se disponían a ejecutar el saque de esquina, que Cunha recibió el aviso por el intercomunicador de sus asistentes del VOR (Video Operation Room), y detuvo el juego. Tras realizar una pausa más bien dramática llamada a discernir las observaciones que le llegaban desde la cabina y puesto que aún albergaba dudas sobre el lance, decidió dirigirse al RRA (Referee Review Area), el monitor situado a pie de cancha para la revisión de las imágenes de televisión.
Finalmente, y dado que el defensor de Palmeiras tenía el brazo completamente pegado al cuerpo, terminó desestimando la opción de la pena máxima y señalando nuevamente saque de esquina. Ahí se extinguió la ilusión de los hinchas albos, que aguardaron expectantes durante casi dos minutos la resolución del juez, antes de sumirse en la decepción.
En completo silencio recibieron, eso sí, la segunda determinación del VAR -también acertada, por cierto, y ya en el tiempo de adición- de mostrar la roja directa a Damián Pérez por una durísima entrada sobre Mayke con la plancha por delante y a media altura. No había discusión y tampoco importaba. A esas alturas, Colo Colo ya había perdido y el VAR, en el día de su estreno, había logrado, como poco, lavar su imagen.