Bernio Verhagen está en Dinamarca. Ya es parte del Viborg FF, de la segunda danesa, y parece desligado a la polvareda que levantó con la denuncia de racismo en la que justificó su salida de Audax Italiano. Un cargo que en La Florida se comprometieron a investigar y del que finalmente, tras prohibir declaraciones al respecto a técnico, directivos y futbolistas, se desentienden con un sencillo "no nos vamos a referir más del tema".

Tampoco mereció el caso la atención del Sifup, otro que anunció una investigación. Gamadiel García, el presidente, lo relativizó inicialmente. "No hubo bromas racistas. Racista es decirle negro a alguien que te cae mal. Acá la cultura, y no es por justificar nada, es desubicada para un europeo y eso es lo que al jugador se le explicó en el camarín", dijo a El Mercurio. Ayer, preguntado por La Tercera sobre si esa respuesta no era frivolizar un tema que la FIFA entiende primordial, García contestó: "Para su tranquilidad, aún espero que el jugador se comunique conmigo".

El Tribunal de Disciplina no tiene previsto revisar el caso. El organismo no ha recibido una denuncia formal y considera que "no hay elementos serios para una indagatoria". La ANFP dice que sí preguntó: "Con respecto a la supuesta situación de racismo que afectaría al jugador Verhagen, publicada en los medios, la Federación confirma que ha estado en permanente contacto con el club Audax Italiano para recabar los antecedentes sobre este tema".

Y aunque recuerda que el Código de Ética "limita las acciones de quienes puedan atentar contra la dignidad o integridad de una persona o de un grupo de personas mediante palabras o acciones despectivas, discriminatorias o denigrantes, por razón de su raza, color de piel, etnia, origen nacional o social, género, idioma, religión, posicionamiento político o de otra índole, poder adquisitivo, lugar de nacimiento o procedencia, orientación sexual o cualquier otro motivo", tampoco aclara si en este caso han podido comprobar que se haya vulnerado.

La ANFP sí consigna que está desarrollando, en conjunto con la FIFA, "un proyecto líder en Sudamérica, con el objeto de establecer un modelo regional de colaboración en la lucha contra la discriminación en el fútbol".

La FIFA, el organismo afincado que más preocupación muestra por el racismo, ni siquiera se da por enterado del caso Verhagen. "No estamos al tanto de los detalles relativos al asunto, que correspondería a un tema que cae bajo el ámbito de la Federación de Fútbol de Chile", explica a través de un portavoz oficial.

Lo que sí deja claro es la enérgica postura del organismo respecto del racismo. "De todas formas, desde un punto de vista general, la posición de la FIFA sobre el racismo es clara e inequívoca: la discriminación en cualquier de sus manifestaciones no debe tener lugar en el fútbol, tal como lo dice el artículo 4 de los Estatutos de la FIFA", sostiene.

En Europa

El caso es que en el mundo, particularmente en Europa, la conducta racista rebrota peligrosamente. El domingo, el brasileño Taison, del Shakhtar Donetsk, hastiado de recibir insultos de carácter racial de parte de los seguidores del Dinamo de Kiev, después de haber cometido una falta, les realizó un gesto obsceno y luego tomó el balón y les lanzó un pelotazo a los aficionados. El acto le costó la expulsión inmediata. Abandonó el campo llorando. Balotelli había protagonizado una reacción similar días antes.

El racismo vuelve y se trata de perseguirlo. Pero en Chile se considera algo cultural. Cuando los insultos xenófobos de los hinchas que le costaron a la Selección fuertes multas y jugar fuera del Nacional (fue el país del mundo más sancionado por xenofobia en 2017) , la defensa de la ANFP ya fue que esos insultos formaban parte del folclore futbolístico nacional.