Sentado en el patio trasero de la casa de sus padres, Marco Antonio Verni (42) sigue pareciendo el mismo grandulón que hace casi dos decenios brillaba lanzando la bala por Chile. Se reinventó, aunque el foso continúa quitándole el sueño, quizás más que antes. Ha volcado su experiencia en la gerencia técnica de la Fedachi, donde ha debido vivir una dicotomía extraña pues mientras los lanzamientos -su pasión- han brillado como nunca, también sus embajadores han pasado por duros episodios de escándalos. El último, el positivo de Natalia Duco.
¿Se comunicó con ella?
Sé que ha tenido contacto con gente de la Federación, pero nada oficial. He tratado de mantenerme al margen y esperar a que termine el proceso. Personalmente, espero que finalice de la mejor manera, que asumo que serán dos años (de sanción).
Ella dice que puede explicar por qué dio positivo, que no fue por trampa.
Difícil. El último responsable siempre es el atleta. Puede haber errores, pero es muy difícil, porque entiendo que esto es un método y no una proteína o una carne contaminada que vengan con anabólicos. Eso sí ocurre. Acá, veo que la sustancia está, Natalia no pidió la contramuestra... Por eso es que prefiero mantenerme al margen de dar ahora una opinión al respecto. Es una lata para mí, porque ella era nuestra mejor atleta. Sin duda alguna es un balde de agua fría.
Muchas personas decían que ella, tarde o temprano, iba a caer.
(Respira profundamente) Eso es algo que quien lo diga debe hacerse cargo. En el doping, uno puede tener todas las sospechas, pero si no hay un positivo no hay nada. Aquí, el atleta es inocente hasta el final, hasta que dé positivo.
¿Usted no escuchó esos rumores?
Se escucha de muchos. A la larga, todos los rumores han terminado siendo ciertos. Pero también se oyen acusaciones a deportistas que nunca han dado positivo y que tuvieron muchos controles. Natalia tuvo 100 controles, pero solo dio positivo en uno. Lance Armstrong, por ejemplo, siempre estuvo acusado, pero nunca dio positivo. Y fue él mismo quien terminó confesándolo.
Muchos juegan con el límite legal de las sustancias que consumen. ¿Qué opina?
Estoy de acuerdo que hay que tomar toda la ayuda que se pueda dentro de los límites legales. Hay un marco regulatorio que indica qué niveles (hormonales) puedes tener y por ahí puedes moverte sin problemas. Hay homeopatía o suplementos que te ayudan a mejorar tu nivel hormonal dentro de lo permitido, pero si llegas a jugar con ese límite legal... Ahí ya depende del deportista, de nadie más.
¿Hay temor en la Fedachi por la gran cantidad de atletas positivos?
Lo que me preocupa es que en la lista de positivos sancionados tenemos muchos casos. Y si eso se transforma en una constante es que nuestra evolución deportiva no es tal, es de mentira. Ese es un análisis que se debe hacer.
¿Cuándo usted era deportista, cómo funcionaba el sistema antidopaje?
Era similar. Tenía que enviar cada tres meses el lugar donde residía, informar de mis paraderos… Era parecido a lo que hoy hace la WADA. Ahora, el que llega a tu casa a hacerte los controles es de la Comisión Nacional Antidopaje. En cambio, a mí me lo hacían comisarios de la IAAF. En 2005, por ejemplo, tuve tres controles alrededor del mundo: llegó un suizo a hacerme uno en Chile, un alemán a hacerme otro en Suiza y un italiano en España. Ellos eran llamados golondrinas, pero imagino que le salía muy caro a la IAAF. El nuevo sistema es más eficiente.
¿A usted le ofrecieron doping?
Siempre. Tengo una anécdota muy divertida. Estaba en España en 2002 y fui a una farmacia a comprar un medicamento que se llama Hidropolivit, que es una vitamina, y el vendedor me pregunta para qué necesitaba ese producto. Para los músculos, le respondí, y él me dice: lo que tú necesitas no es esto, sino anabólicos. Fue fuerte, me lo dijo sin ningún reparo. Le pregunté si me los vendería, y me dice que sí… No lo podía creer, sobre todo porque en España vender estos productos es algo penado por la Ley.
Pero en España, el dopaje es considerado delito.
Claro, es delito, por eso quedé marcando ocupado. Fue la primera farmacia a la que fui y necesitaba ese multivitamínico, y este tipo de entrada me ofreció dopaje, no lo podía creer. Imagino que lo hizo porque pensó que yo era deportista de lucha leonesa, que es un deporte originario de León, donde entrenaba; el lanzamiento de peso entonces no era tan popular en España.
Lo ha tenido difícil el lanzamiento chileno últimamente; la causa por homicidio contra Gabriel Kehr, el escándalo de Claudio Romero en la UC y el positivo de Natalia Duco... ¿Qué pasa ahí?
En el caso de Gabriel, con quien hablé y a quien le creo, fue todo por mala suerte. Él estaba en ese incidente, pero no tuvo nada que ver. Fue a prestar declaraciones, porque tenía información, y lo tomaron detenido... algo insólito. Claro, es un compadre de 135 kilos, que cualquiera que lo vea piensa: este le pegó y lo mató... Pero en realidad es un pan de Dios. Ahora, el ambiente en que se movieron no era el correcto, pero era un niño. Lo que le está pasando es terrible, llegó a estar dos meses en la cárcel, ahora tiene prisión domiciliaria. Esperemos que lo de Natalia sea ya el final de esta mufa.
¿Y lo de Claudio Romero?
Es nuestro proyecto, ojalá funcione. Es muy bueno, pero pasa que en el atletismo uno sabe dónde parte, y dónde él partió es extraordinario. Ahora, dónde termine depende de él. Puede terminar muy lejos o quedarse donde está. Nosotros, como Federación, queremos que le vaya muy bien. Tiene todo el potencial, todo el físico, todo el entorno deportivo acorde para llegar lejos, pero depende de él cómo se profesionaliza en su disciplina.
¿Le recuerda a usted cuando comenzó, quizás?
Muy poco. Yo comencé a entrenar a los 18 años; él a esa edad ya es campeón del mundo en su categoría y medallista juvenil.
¿Claudio es de esos atletas que funciona bien cuando su cabeza está bien?
No he tenido la oportunidad de conversar con él seriamente. He coincidido cuando lo veo entrenando, son los únicos acercamientos. Más allá, no he podido hablar mucho con él.
¿Por qué?
No quiero referirme a eso.
Los lanzamientos venían muy bien hasta antes del positivo de Natalia.
Tenía un protagonismo mundial. La clave en el lanzamiento es que hemos logrado que los entrenadores se junten una o dos veces al año a discutir sobre sus planificaciones. Además, ya el área tiene sus concentraciones en Temuco, que son de una o dos semanas. Creo que, de todas las áreas, los lanzamientos son la más unida. Hemos logrado generar un proyecto en común. Esto culmina con el viaje que hicimos a Polonia, junto a todos los proyectos chilenos.
¿Aquí vienen los podios?
Los resultados ya se van a ir dando. Tenemos lanzadores de martillo muy buenos, liderados por Humberto Mansilla y Gabriel Kehr, que deberían estar comenzando a rendir a partir del próximo año. Además, tenemos un ordenamiento más claro en el área, y con ese plus es más fácil que aparezcan los Claudio Romero. No digo que vaya a ocurrir siempre, porque sigue siendo una excepción, pero con este sistema es más fácil detectar a los talentos. Tenemos un trabajo en equipo mejor que en las otras áreas.
¿El gen chileno es de lanzadores?
Más que de lanzadores, creo que nuestro gen, si quieres llamarlo así, está en las pruebas técnicas. Allí está el desarrollo. Es más difícil para nosotros sacar velocistas, por ejemplo, porque Sebastián Keitel e Isidora Jiménez son excepciones. En la velocidad hemos vivido de excepciones, no de un trabajo en equipo; eso nos falta.
¿Pretenden trabajar en otras áreas?
Lo que ahora estamos tratando de desarrollar son las concentraciones por área. Una semana de entrenamiento a ningún atleta le afecta, así que no deberían ponerse excusas. Esa es la órden que le tengo a mis jefes de área, eso es lo primero. Luego, debemos desarrollar proyectos deportivos, que es más difícil, pero es lo que hay que hacer. Si no, siempre nuestros resultados serán excepciones.
¿Tanto cuesta sentar a todos los entrenadores de Chile en una mesa redonda?
Así es, pero quiero creer que no se ha podido hacer porque no se han dado las oportunidades. Pasa que durante muchos años no se le puso atención a los entrenadores. Entonces, cuando se han juntado, ha habido algunas peleas, se sacan paños sucios de años atrás, pero creo que es algo que se irá acabando. Mi idea es que todos los entrenadores terminen hablando un mismo idioma.
Sin Natalia ¿con quién queda el atletismo para Lima 2019?
Tenemos a Carlos Díaz en los 1.500 metros; a Víctor Aravena, que ha tenido problemas con el COCh y ADO, pero a quien desde la Federación siempre hemos querido ayudar; tenemos el foco de lanzadores de Temuco, nuestro caballito de batalla, donde a Gabriel y Humberto ya se les puede comenzar a exigir; además de la juvenil Mariana García, que ha andado muy bien. En velocidad están las postas, sobre todo el relevo 4x4 femenino.
¿Se puede esperar a Iván López? Su castigo por doping finaliza justo antes de Tokio 2020.
No sé. Por lo que veo en redes sociales, que está entrenando, pero no sé qué tanto se puede esperar.
¿Quiénes vienen para Santiago 2023?
Los nombres todos los conocemos. Muchos creen que los atletas chicos estarán ahí, pero en realidad los que ahora tienen 17 años, para esos Juegos tendrán recién 22, lo cual se sigue considerando chico. Nuestros atletas para Santiago 2023 son los que hoy están en su último año de juvenil, o bien los sub 23. Y algunos que tengan hasta 28 años hoy. Es muy difícil que estén María José Echeverría, Daniel Pineda, Macarena Reyes o Fernanda Mackenna.