Fue el mejor en las rondas clasificatorias. También lo fue en el GP de Canadá. Ya son 50 victorias para Sebastian Vettel, el alemán empeñado en no ser menos que la leyenda de Michael Schumacher.
Dominó de principio a fin. Valteri Bottas ofició de escolta y nunca lo amenazó. Despreocupado, se dio un festín en las rectas del Gilles Villeneuve. Poco a poco fue aumentando su ventaja, separandose del grupo. Sus perseguidores tuvieron que conformarse con las disputas por el resto de puntos. Él, en un día de récord -se convirtió en el cuarto piloto en alcanzar tal cantidad de victorias-, ya tenía asegurado el premio mayor; ese que le permite retomar la punta del Mundial.
Lewis Hamilton sufría pérdidas de potencia mientras se encontraba cuarto, detrás de Max Verstappen. Daniel Ricciardo y el equipo de Red Bull se dan cuenta de ello, así como del problema de agarre que está teniendo por los neumáticos hipersuaves. "Parece que a Lewis le está costando un poco", comentó el australiano por radio. "Ve por él", fue la respuesta.
Y lo hizo. Lo sobrepasó y se quedó con el cuarto lugar, añadiéndole otro problema al campeón del mundo. Quedó detras de su compañero Verstappen, quien empujaba para darle caza a Bottas. ¿Y Vettel? Escapado y dispuesto a darle la primera victoria a Ferrari en Montreal desde el 2004.
Las distancias se estrecharon en los últimos instantes de la carrera, aunque los primeros puestos no se movieron. Verstappen fracasó en su persecución a Bottas, pero Ricciardo supo detener la presión de Hamilton, que llegó a estar a menos de un segundo de diferencia.
La victoria se daba por descontado. Quizás tanto, que la bandera a cuadros se mostró a falta de una vuelta. Pese al grave error nadie salió perjudicado. Vettel celebró sus 50 y su regreso al liderato.