El Barcelona alcanzó a sufrir ante el Huesca. Exactamente tres minutos, que fue lo que tardó el equipo visitante en el Camp Nou en abrir la cuenta, por intermedio del colombiano Juan Chucho Hernández. Porque, de ahí en más, el equipo de Ernesto Valverde fue inmensamente superior. Manejó el partido a su antojo, tuvo nuevamente en Messi a la figura y a Coutinho y Jordi Alba en niveles altísimos. Ganó 8-2. Y cuando el partido ya estaba sentenciado, ingresó Arturo Vidal para seguir adaptándose a la idea que pretende Ernesto Valverde, que considera al Rey para los partidos en que la experiencia prime.
El chileno, de hecho, participó en la elaboración del último gol, que marcó Jordi Alba. Un bloqueo suyo en plena área permitió que Messi recibiera el balón con tranquilidad para asistir magistralmente al autor de la séptima conquista. Y tuvo más contacto con el balón. E incluso se animó a tirar al arco, muy elevado. También fue amonestado, a dos minutos del final. Y se atrevió con una tijera dentro del área que terminó en un pase fallido para Suárez. Poco más puede decirse cuando un jugador entra en un partido decidido mucho antes.
Fue sólido el Barcelona, salvo por el susto del comienzo. Messi abrió la ruta hacia la goleada en los 15', un centro de Jordi Alba provocó el autogol de Pulido para el segundo y Suárez, en los 39', previa validación del VAR, anotó el tercero.
El descuento de Ángel Gallar, en los 42', puso una cuota de incertidumbre. Muy mínima en relación al desarrollo del juego, en el que los azulgrana imponían sus términos con autoridad. Coutinho fue uno de los motores.
El show, de hecho, se consolidó en la segunda etapa. En los 48', Dembélé aprovechó una habilitación de Suárez para marcar el cuarto. Y, apenas tres minutos después, Rakitic se aprovechó de una gran jugada colectiva que termino en asistencia de Messi para el quinto. El argentino marcó el sexto previo gran pase de Coutinho y Alba, a nueve del final, recibió el premio a su gran actuación, gentileza de un pase de Messi, anotó el séptimo. Quedaba más. En la adición, Werner derribó a Suárez en el área. Messi le cedió el penal al uruguayo, quien sentenció el 8-2. El baile del Barcelona, con Vidal entrando cuando ya había comenzado, ya estaba cerrado.