No pudo ser para Bélgica. La escuadra europea se consolidó como una de las grandes decepciones del Mundial. Sin embargo, tuvo más de una oportunidad para cambiar su suerte en su tercer encuentro de la fase de grupos ante Croacia.

Específicamente el hombre clave fue Romelu Lukaku, quien tuvo al menos tres oportunidades de gol, incluso sin arquero. Primero definió con la pierna derecha en el área tras un rebote del meta croata, quien quedó totalmente descolocado, pero la pelota dio en el vertical y salió. Minutos después, le llegó un balón para definir rápido en área chica, pero no pudo impactar la pelota, ante la incredulidad de sus compañeros e hinchas. Por último, tras un centro desde la izquierda y otra mala salida del portero, el artillero del Inter cabeceó entre los centrales, pero no acertó en un arco ya vacío.

Tras esto, el futbolista belga abandonó entre lágrimas el campo de juego una vez consumada la eliminación, siendo consolado por el cuerpo técnico.