La Selección cuenta las horas para enfrentar a Argentina. En Buenos Aires, por más que la tarea parezca titánica, se juega la primera opción para ir recuperando terreno en la tabla de las Eliminatorias. Ricardo Gareca abre ese proceso con bastante tarea por delante. Heredó un equipo que marcha en el octavo puesto, con apenas cinco puntos. Esa magra cosecha fue la que le dejó Eduardo Berizzo y la que, en rigor, le costó el puesto al Toto.
El panorama es complejo, aunque los seis cupos y medio con que cuenta Sudamérica para el evento que organizarán México, Estados Unidos y Canadá alimentan la esperanza. Esa sensación se atenúa, eso sí, con la paulatina retirada de los mejores jugadores que ha producido Chile en toda su historia. Claudio Bravo vino a engrosar una nómina que ya consideraba las ausencias de Gary Medel y Arturo Vidal, aún vigentes, pero fuera de la consideración del Tigre. Alexis Sánchez, la estrella del equipo, se perderá los duelos ante la Albiceleste y Bolivia por problemas físicos. Ni siquiera fue convocado. A última hora, la lesión muscular de Erick Pulgar alteró los planes e implica la ausencia de otro jugador con recorrido, aunque mucho menor si se le comapra con los estandartes de la Generación Dorada.
Una cabeza sólida
Gareca ha respondido profusamente respecto de las carencias que presenta la Roja. Entre ellas, por ejemplo, abordó la falta de un líder y, al menos públicamente, concedió la prerrogativa de designar al portador de la jineta a sus jugadores, aunque se reservó la de hacerlo en compromisos futuros, precisamente en función de la aparición de nuevos referentes. El Tigre no ha asumido la obligación de generar el recambio, pues tiene claro que su trabajo se medirá por la clasificación, o no, para la cita planetaria de 2026. Sin embargo, irremediablemente tedrá que contribuir a ese proceso, pues sus listados han considerado, mayoritariamente a jugadores que se abren camino para tomar el relevo. Considera la aparición de nuevos referentes como una consecuencia natural del proceso.
En ese plan, el exseleccionador peruano busca transmitir un sello y darle su identidad a una Selección que ya no genera el temor que producía antes en sus rivales. Procura, tal como lo hizo en el combinado del Rímac, hacerlo desde la transmisión de confianza en sus dirigidos. Desde el comienzo del ciclo, de hecho, ha sostenido diálogos personalizados y grupales con sus dirigidos. La faceta sicológica ha sido fortalecida, además, con la presencia de Rodrigo Cauas. El profesional de la salud mental participa activamente en los ejercicios que se realizan en el campo de juego. La antesala del partido ante una Argentina que no contará entre sus amenazas con Lionel Messi ni el retirado Ángel Di María le ha mostrado varias veces en ese rol.
Videos, repasos y un portero imbatible
Gareca, un optimista por definición, ha puesto especial énfasis en las virtudes, más que en los defectos. Así, por ejemplo, ha repasado con sus jugadores el partido más reciente contra Argentina, que se disputó en Estados Unidos, para la Copa América. En ese duelo, la Roja ofreció una buena imagen, al menos en materia defensiva, aunque de esa zaga esta vez no estarán Igor Lichnovsky ni Gabriel Suazo. En ese partido, por ejemplo, emergió la figura de Rodrigo Echeverría, quien obligó a dos tapadas decisivas de Emiliano Martínez, más allá de que, en general, el volumen defensivo no fue demasiado amplio. Además, Darío Osorio reemplazó a un lesionado Diego Valdés, un cuadro que, curiosamente, se repetirá. En ese duelo, también, se produjo un fenómeno llamativo: la salida de Alexis Sánchez, en los 65′, descomprimió a una oncena que, coincidentemente, mostró una mejor versión.
Ese 26 de junio, que será recordado, entre otras incidencias, por el planchazo de Rodrigo de Paul a Gabriel Suazo que el uruguayo Andrés Matonte dejó, inexplicablemente, sin expulsión y por el golpe de Cuti Romero a Dávila dentro del área que el charrúa ni siquiera revisó, Chile resistió hasta el minuto 88 con la cuenta en blanco. El desajuste se produjo sobre el final, cuando Lautaro Martínez aprovechó un rebote para marcar el solitario gol del encuentro. En estos días, Gareca ha repetido hasta la saciedad la importancia de no cometer desconcentraciones. Lo ha hecho con videos que contienen imágenes de ese encuentro, con lo que ha buscado demostrar que plantarle cara a Argentina es posible, pero requiere de una extrema aplicación en cada movimiento.
El estratega se ha abocado a explicarle tácticas, estrategias y movimientos específicos a los jugadores que actuarán desde la partida. Para eso se ha valido de todos los recursos posibles. En otra de las canchas de Juan Pinto Durán los ejercicios futbolísticos le han dado la razón a una de sus apuestas en esta pasada: la convocatoria de Lawrence Vigouroux. El golero, nacido en Inglaterra, ha generado sorpresa. Su nivel ha sido superior al que mostró en su último paso por las mismas instalaciones en la gestión de Reinaldo Rueda. Después de un fugaz paso por el Burnley en la Premier League, donde no tuvo participación, revitaliza su carrera en el Swansea, de la Championship, donde ha adquirido continuidad. Ahí se reencontró con Luke Williams, el estratega que lo catapultó en el Swindon Town, de la League Two. En el equipo galés suma cuatro presencias en la Championship, la segunda categoría inglesa, y otras dos en la Carabao Cup. Por el momento, Gabriel Arias y Brayan Cortés discuten la titularidad. El ‘europeo’, de 30 años, aspira, en principio, a consolidarse como segunda alternativa y a seguir en el radar del entrenador.
Una propuesta definida
El otro aspecto es inherente, exclusivamente a su función como entrenador. En ese escenario, Gareca se apoya más en su ayudante más cercano, Néstor Bonillo, aunque hay un trabajo silencioso e invisible que considera el establecimiento de una suerte de cuartel en Buenos Aires. Ahí se reúne material respecto de los jugadores que militan en el exterior y, por supuesto, surgen análisis pormenorizados de los niveles que muestran los jugadores de los rivales.
Las ideas fuerza de la gestión de Gareca en materia estrictamente futbolística han estado relativamente claras desde el principio. De su mano, la escuadra nacional ha recuperado la agresividad que le caracterizó en los más felices tiempos de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli en la banca. Aunque la propuesta no es tan vertiginosa como las de ambos transandinos, Chile ha vuelto a atosigar a los rivales cada vez que pierde el balón.
Sin embargo, a la transferencia de la propuesta aún le falta un elemento clave. Como la medición hay que realizarla sobre encuentros oficiales, el técnico se preocupó por la falta absoluta de gol en la Copa América. “Van seis fechas y Chile debe encontrar el resultado y el rendimiento. Tiempo no hay. Aspiro y confío en que lo podamos hacer. Independientemente de los antecedentes que haya, pronto nos vamos a reencontrar con el gol. Lo que les puedo transmitir es la confianza”, estableció. Sin embargo, en su alocución previa al choque ante los transandinos, prefirió enfatizar en la mejor cara que mostró su combinado en los amistosos frente a Albania, Francia y Paraguay. El duelo ante los guaraníes marcó su estreno en el Estadio Nacional y terminó con una sensación optimista que, para pesar del DT, no se replicó en Estados Unidos. En esta fecha doble busca la redención.