Olympique de Marsella completó uno de los mercados de invierno más prolíficos de su historia. Al margen de la llegada del marroquí Azzedine Ounahi llegado de Angers, el gran precio de la dirección deportiva fue la compra del pase del delantero Vitinha.
El goleador portugués de 22 años arriba procedente del Sporting Braga de su país, a cambio de 34 millones de dólares. Una cifra considerable, que lo pone como la mayor venta del equipo luso en su historia.
Un refuerzo esperado por el técnico Igor Tudor, pero también por el chileno Alexis Sánchez, la estrella del equipo. El tocopillano había dicho públicamente, y en múltiples ocasiones, que no estaba cómodo como el centrodelantero de los focenses.
Así, con la llegada del nuevo atacante, el Niño Maravilla tendrá más libertad para desenvolverse por toda la ofensiva del cuadro del técnico croata, quien nunca renuncia a su esquema táctico de 3-4-3.
Precisamente, su posición en el campo fue una de las interrogantes que debió contestar el refuerzo olímpico, en su primera alocución con el cuadro más popular de Francia.
“Hablé con el entrenador. Mi posición favorita es la de número 9. Si alguna vez juegas con dos goleadores y me ponen de apoyo a dos goleadores, no es mi posición favorita”, reveló Vitinha ante los medios galos.
Un puesto que, al menos hasta ahora, ha ocupado el atacante chileno en todos los duelos en los que ha sido local con el elenco de la Costa Azul. De la misma manera, la nueva incorporación habló sobre cuál será relación en el campo de juego con su nuevo compañero.
“Con Alexis Sánchez estaré muy atento a lo que haga, a lo que me pueda dar dentro del campo de juego. Es un ejemplo para mí, él como otros jugadores que están en umbrales más altos que el mío. Quiero crecer como futbolista”, reconoció el portugués.