Todo un calvario se vivió en Valparaíso en la última temporada. Para Santiago Wanderers, el descenso fue una condena que se extendió más de lo pensado. Los caturros finalizaron la primera rueda con solo dos puntos, aunque una ráfaga de triunfos los hizo soñar con la permanencia. Sin embargo, no les alcanzó y en la trigésima jornada firmaron su caída a la Primera B. Con la caída a la B ya consumada, la crisis en Santiago Wanderers tuvo su momento más álgido. Una larga lista de jugadores abandonó la escuadra verde, siendo el caso de Sebastián Ubilla el más bullado. El delantero interpuso una millonaria demanda sobre el club que lo formó y se destaparon detalles de los tensos momentos en que el delantero se enteró que no lo pondrían más.
8 de noviembre. 16 horas. Matemáticamente, los caturros pendían de un hilo. Una compleja combinación de resultados debía darse para que pudieran disputar la promoción, la última opción para aferrarse a la principal categoría del fútbol chileno. Con ese panorama a la vista, la dirigencia decidió anticipar lo inminente.
Si Sebastián Ubilla jugaba el 50 por ciento de los minutos del campeonato su renovación era automática. A esa altura, el delantero había participado del 47 por ciento del tiempo de juego. Le bastaba un partido para asegurar su continuidad. En ese contexto, una reunión entre el vicepresidente Rafael González, los directores Matías y Andrés Sánchez, los jugadores Ronnie Fernández y Mauricio Viana, el técnico Moisés Villarroel y el mencionado Ubilla, finalizó con la renuncia del estratega y con Andrés Sánchez vociferando que la decisión ya estaba tomada. El ex jugador de Universidad de Chile no volvió a la cancha y la opción de la renovación automática se esfumó.
La posterior llegada de Jorge Garcés no calmó las aguas. En Santiago Wanderers anunciaron que en las últimas fechas jugarían con juveniles. Sebastián Ubilla no volvería a ser considerado. A mediados de diciembre, el ariete presentó una demanda por Vulneración de Derechos Fundamentales, a través de su abogado, Francisco Moya, en contra del Club de Deportes Santiago Wanderers S.A.D.P, representado por Rafael González Camus, quien hasta hace algunos meses era el máximo accionista. Hoy ese título lo ostenta Reinaldo Sánchez.
El olvidable 2021 terminó, pero el inicio de 2022 se vislumbra igual de turbulento en el equipo de Valparaíso. A inicios de diciembre, Felipe San Martín, gerente general de Wanderers, destruyó con sus manos el finiquito que Ubilla debía firmar, cuando se dio cuenta que el futbolista había escrito una reserva de derechos y acciones.
Millonarias cifras
En su demanda, el oriundo de Quilpué imputa a la dirigencia de Santiago Wanderers una serie de vulneraciones que justificarían el monto exigido. Asegura que afectaron su derecho de integridad psíquica, la libertad de trabajo y acusa al empleador de haber actuado maliciosamente para incumplir el contrato.
Ubilla les exige $ 285 millones a los caturros. En primer término, pide $132.785.774, equivalentes a once meses de sueldo, por concepto de indemnización por la vulneración de sus derechos fundamentales de integridad síquica y de trabajo. Argumenta que su salida no se dio por acciones deportivas que competen al cuerpo técnico, sino por una intervención malintencionada de los directivos.
También busca el pago de $144.857.208, bajo el rótulo de indemnización de perjuicios por lucro cesante “por el doloso incumplimiento contractual de la demandada”. Esa cifra equivale a los ingresos que habría percibido en los meses contemplados en la renovación automática. Además, reclama 7.041.670, como pago de 17,5 días corridos feriados de 2021. Todos los montos calculados en base a una remuneración de $12.071.434.