Manchester United tiene el rumbo completamente perdido en la Premier League. El duelo ante el modesto Watford parecía la ocasión precisa para enmendar el horroroso derrotero de los Diablos Rojos. Sin embargo, todo terminó con la estrepitosa goleada de 4-1 en contra.

Ni siquiera la reunión entre el técnico Ole Gunnar Solskjaer y los referentes del equipo de Old Trafford, encabezados por Cristiano Ronaldo, sirvió para mejorar el semblante de un equipo que no levanta.

Ayer, en casa de las Avispas -que no contaron con el lesionado Francisco Sierralta- el equipo más ganador de la Premier se vio apabullado. El penal que tapó dos veces el meta rojo David de Gea a Ismaila Sarr, bien temprano en el primer tiempo, no fue más que el aviso de una jornada de terror para los mancunianos.

Algo que no hizo más que confirmarse a los 28 minutos, cuando Joshua King abrió la cuenta para el elenco de Claudio Ranieri, amplio dominador de la desconocida escuadra de CR7.

La misma que no terminó de salir de su asombro cuando, a un minuto del descanso, quedó en desventaja de 2-0, tras la conquista de Sarr, el mismo que perdió dos penales.

Nueva humillación

En el segundo tiempo, el técnico noruego tuvo que mover la pizarra para intentar la remontada. Así pretendió hacerlo con el ingreso de Donny van de Beek y el francés Antony Martial. Un golpe de efecto que dio sus frutos a los 50 minutos, con el tanto del neerlandés, después de una gran habilitación de Cristiano.

Cuando los hinchas visitantes ya creían en un regreso milagroso, todo se vino otra vez abajo con la expulsión de su capitán, Harry Maguire, por doble tarjeta amarilla, cuando se jugaban los 69 minutos.

Ahí terminó el partido como expresión de lucha para el United. El tercero de Watford, propiedad de Joao Pedro en los descuentos. El cuarto, de Emmanuel Dennis, puso otra campanada de alerta en un equipo que bien podría ver la partida de su técnico en estos días.

Manchester United se estancó en el séptimo puesto de la Premier con 17 puntos, 12 menos que el líder Chelsea. Y aunque tiene una revancha en la Champions, el martes ante Villarreal, lo cierto es que el entrenador nórdico parece no tener los argumentos para sacar al equipo del fondo.