Stan Wawrinka apabulló a Christian Garin. El suizo desplegó su mejor juego ante un chileno que no tuvo una buena tarde en Francia. De hecho, el desempeño del Tanque fue pobre, impensado para lo que venía haciendo en el último tiempo. Wawrinka fue superior, sí, pero Garin le hizo las cosas demasiado fáciles. El Tanque se despide de Roland Garros cayendo por 6-1, 6-4 y 6-0.
Parecía que Garin al menos competiría. En el primer juego, sirviendo Wawrinka, el nortino se encontró con un punto de quiebre que vaticinaba un partido disputado. Sin embargo, como lo hizo durante todo el compromiso, el ex campeón de Roland Garros desplegó su potente saque para dar vuelta las situaciones complicadas y darle un golpe a las pretensiones del chileno.
Ya para el servicio de Garin, en el segundo juego, Wawrinka comenzó su ofensiva. Fácilmente se encontró con dos puntos de quiebre gracias a un errático tenista nacional. El chileno salvó uno, aunque el suizo solo necesitaba un buen tiro para quedarse con el quiebre. Y lo consiguió. De ahí en más, el Tanque jamás pudo recuperarse.
El tenista nacional cometió una gran cantidad de errores no forzados. Tras el quiebre empezó a verse molesto con algunos puntos en su contra, con los tiros que se le quedaban en la red, con los cobros del árbitro. Su servicio tampoco le ayudaba: en el partido apenas registró un 53% en la precisión de su primer saque. Un número absolutamente nefasto si se piensa en un Grand Slam.
El primer set terminó en un 6-1 en favor de Wawrinka, que reflejaba de manera bastante cercana lo que había pasado en la cancha. Durante la segunda manga, Garin intentó meterse en el partido: fortaleció su saque y atacó más en los servicios del suizo, pero simplemente no pudo doblegarlo.
Wawrinka hizo gala de su increíble servicio para no darle oportunidad alguna. Hoy, en el Court 1, su revés funcionó de maravilla. Movió de un lado a otro a Garin, que jamás tuvo pudo complicarlo y que solo mostró chispazos de buen tenis cuando se encontraba en aprietos. El segundo set terminó 6-4, más ajustado en número quizás, no obstantela diferencia en juego seguía siendo inmensa.
El tercer set fue una humillación. Garin se rindió. Un 6-0 inapelable que se establece como una herida profunda a su presente tenístico. No pudo llevar el partido a su máximo nivel; no pudo acercarse a la jerarquía del helvético. Sabiendo que el partido estaba perdido, comenzó a arriesgarse y a caer en error tras error. Wawrinka casi no tuvo que esforzarse para pasarle por encima: Garin terminó por entregarle el partido en bandeja.