Manuel Pellegrini y el West Ham United abrieron 2019 con gusto a poco, pero pudo ser peor . El 2-2 con el que terminó el partido frente al Brighton, en el London Stadium, permitió que los Hammers salvaran un punto después de estar en desventaja por 0-2, pero ayuda poco en la verdadera aspiración del equipo que dirige el Ingeniero: acercarse a la mitad superior de la tabla de la Premier League.
El primer tiempo tuvo muy poco para contar. La evidente superioridad del West Ham, al menos en lo posicional y en la posesión del balón, no se tradujo donde vale: en el arco del Brighton. Aunque la visita comenzó el duelo intentando acercarse al pórtico de Fabianski, cerca de la media hora inicial el dominio de los Martilleros era claro, aunque apenas se graficaba en remates de media distancia. Anderson y Arnautovic protagonizaron las ocasiones más cercanas al arco de Button.
El Brighton también se las ingenió para llegar, a través del mismo expediente del equipo del Ingeniero. Murray, en los 40', protagonizó la llegada más clara para los vistantes.
El momento más dramático del encuentro no estuvo en los arcos. Un golpe le produjo un corte en la ceja derecha a Andy Carroll, lo que obligó a una extensa detención. El atacante pudo continuar en la cancha.
La segunda fracción, en cambio, ofreció toda la emotividad de la que careció la etapa inicial. El visitante puso la sorpresa, adelantándose por 0-2. Dale Stephens, en los 56', previo error defensivo u puñetazo de Fabianski que le dejó el balón servido, marcó el primero. Dos minutos después, otra vez por indecisiones defensivas, Shade Duffey apareció en el segundo palo después de un envío desde la izquierda y marcó un 0-2 que parecía lapidario.
Ahí surgió el espíritu combativo del West Ham que, ya perdido, se jugó todas sus cartas. Arnautovic se transformó en el héroe de los londinenses, al anotar en jugadas prácticamente sucesivas. En los 65' marcó el descuento, tras asistencia de Mark Noble, cuyo ingreso también resultó clave para la reacción de los dueños de casa. Y, apenas dos minutos después, el austriaco produjo otro estallido al aprovechar el envío de Michail Antonio.
En los últimos minutos, como si se tratara de una réplica de los planes originales, el West Ham se volcó en ofensiva, pero se encontró con la férrea resistencia del equipo de Chris Hughton, que no cedió espacios y obligó a los pupilos de Pellegrini a insistir en los remates de distancia, que no dieron resultado.