Suiza volcó el marcador para vencer 2-1 a Serbia, pero la victoria podría quedar teñida por la política, pues los goles helvéticos fueron anotados por Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, jugadores con raíces albano-kosovares. Ambos festejaron haciendo el símbolo del águila bicéfala de Albania.
En la primera victoria de esta Copa de Mundo con una remontada, Xhaka firmó el 1-1 a los 52 minutos con un remate de distancia. Shaqiri anotó el 2-1 en los descuentos al culminar un contragolpe.
Xhaka, cuyo hermano juega por la selección de Albania y cuyo padre estuvo detenido y torturado cuando los kosovares luchaban contra los serbios para alcanzar su independencia, corrió hacia un costado de la cancha y entrelazó los dedos pulgares para hacer el símbolo del águila. Shaqiri se quitó la camiseta e hizo el mismo gesto, manos al pecho para convertir el gol decisivo.
El gesto que hicieron podría enardecer las tensiones entre los nacionalistas serbios y los albanos. En el estadio de Kaliningrado, ambos fueron silbados y rechazados por serbios y muchos rusos, que sienten una relación de hermandad entre ambas nacionales por sus raíces comunes eslavo-ortodoxas y una historia de apoyo mutuo.
Shaqiri nació en Kosovo, ex provincia serbia de mayoría étnica albana que declaró su independencia en 2008. Serbia no reconoce la independencia de Kosovo y las relaciones entre ambos países son tensas. Los padres de Xhaka son oriundos de Kosovo.
Shaqiri, incluso, utilizó calzado alusivo a su nacionalidad de origen, pues en el zapato izquierdo lucía una bandera suiza en el talón, mientras que en el izquierdo, una de kosovo.