Pasaron 55 años para que Inglaterra volviera a una final. Estaba todo dado para que los Tres Leones se quedaran con el título: un Wembley repleto, buen juego y una generación dorada que pocas veces se ha visto en la isla. Pero apareció Italia para negar todo. Para encontrar su redención tras el fracaso de 2018, cuando no lograron clasificar al Mundial de Rusia. El cuadro de Roberto Mancini se quedó con la Eurocopa tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario y ganar 3-2 en los penales. El fútbol no vuelve a casa; saca pasajes a Roma.
El partido comenzó como no podía ser de otra manera si se jugaba en Inglaterra: con un gol a los dos minutos. Acaso como un homenaje al fútbol vertiginoso de la Premier League, el conjunto de Gareth Southgate puso a rugir a los miles de hinchas en Wembley con un contragolpe letal que finiquitó Luke Shaw por la izquierda, luego de que Kieran Trippier centrara desde la derecha. Una gol de camarín aunque también de laboratorio, puesto que la inclusión de Trippier desconcertó a los dirigidos por Roberto Mancini.
Se trató de una conquista inesperada. Ambas escuadras se han caracterizado por su solidez defensiva, por lo que conceder un gol de forma tan temprana sin duda que no entraba en los planes de nadie. Pero sucedió e Italia sintió el golpe. No supo cómo responder ni al gol ni a la presencia del lateral del Atlético de Madrid, que se convirtió en una verdadera pesadilla para Emerson.
Italia encontró cierto respiro a través de la rebeldía de Federico Chiesa. El jugador de la Juventus se escapó de Declan Rice y asustó a Pickford con un remate ajustado que se fue por poco desviado. Sin embargo, no hubo mucho más para la Azzurra en el primer tiempo. El doble pivote Rice-Phillips controló al mediocampo italiano y no le permitió generar el juego con el que brillaron en la primera fase. Ni Jorginho, Barella o Verrati lograron imponerse y marcar diferencias.
Los Tres Leones controlaron el partido con inteligencia. La línea de tres en el fondo se transformaba en una de cinco en faceta defensiva, por lo que la puntada final en los ataques italianos jamás llegó. Raheem Sterling y Harry Kane se turnaban tanto para bajar al mediocampo y construir, así como para quedarse arriba y ser la referencia en la delantera.
La selección italiana necesitaba cambios y Mancini no demoró en hacerlos al comienzo del segundo tiempo. Sustituyó a Barella con Cristante y a Immobile con Berardi. Las modificaciones surtieron efecto: Italia comenzó a sitiar el arco de Pickford, siendo Chiesa el más peligroso mediante jugadas personales o centrales al área. Una de ellas provocó el córner que condujo al empate italiano en el 67′, cuando Bonucci cazó una pelota en el área chica y solo tuvo que empujarla.
La paridad era justa por lo demostrado en el segundo tiempo. Mancini logró desbaratar la estructura inglesa y dar vuelta el partido a su favor. Ahora Inglaterra era la selección que no podía tener la pelota por un minuto seguido ni llegar al arco contrario. En el segundo tiempo apenas registraron un par de tiros de esquina como las jugadas más peligrosas. Southgate intentó responder sacando a Trippier y Rice y haciendo ingresar a Saka y Henderson, pero la respuesta no llegó. Italia implemente parecía era más sólida y punzante, todo gracias al excelente despliegue de Chiesa.
Nadie iba a pensar que Chiesa, el mejor del partido, saldría lesionado minutos antes de que la prórroga fuera firmada por ambas selecciones.
El tiempo extra fue territorio desconocido. Inglaterra creció y dominó las acciones de los primeros quince minutos, pero sin avasallar. Kane, el llamado a brillar en el equipo británico, siguió sin gravitar. Italia, sin embargo, tuvo la gran oportunidad de anotar el 2-1 tras un centro al área de Emerson que Pickford despejó con la espalda.
El ingreso de Grealish le dio la claridad que necesitaba Inglaterra para enfrentar la prórroga. El jugador del Aston Villa mandó a Italia contra su propia área y manejó la pelota hasta que sufrió una peligrosa falta de Jorginho que fácilmente era para roja. Tras la atención médica al mediocampista poco y nada pasó: los penales decidirían al gran campeón de la Euro.
Paradójicamente, dos de los jugadores que ingresaron para los penales fallaron sus tiros: Rashford y Sancho. Berardi anotó primero para Italia e igualó Kane para Inglaterra. Pickford tapó el de Belotti y Maguire puso en ventaja a los dueños de casa. Bonucci mantuvo las esperanzas para la Azurra y Rashford mandó su disparo al palo. Bernardeschi igualó la serie y Donnarumma tapó a Sancho. Jorginho tuvo el triunfo en sus pies, pero Pickford le dio una última oportunidad a los británicos, pero esta fue desaprovechada por Saka con otro tiro hacia el arquero.
Ficha del partido:
Italia: G. Donnarumma; G. Di Lorenzo, L. Bonucci, G. Chiellini, Emerson P (118′, Florenzi).; N. Barella (54′, Cristante), Jorginho, M. Verratti (96′, Locatelli); F. Chiesa (86′, Bernardeschi), C. Immobile (55′, Immobile), L. Insigne. DT: R. Mancini.
Inglaterra: J. Pickford; K. Walker (120′, Sancho), J. Stones, H. Maguire; K. Trippier (71′, Saka), K. Phillips, D. Rice (74′, Henderson (120′, Rashford)), L. Shaw; R. Sterling, M Mount (99′, Grealish); H. Kane. DT: G. Southgate.
Goles: 0-1, 2′, Trippier centra desde la derecha para Shaw, quien remata ajustado al primer palo de Donnarumma; 1-1, 67′, Bonucci atrapa un balón en área chica tras un córner y define en la boca del arco.
Árbitro: B. Kuipers. Amonestó a Barella, Bonucci, Insigne, Chiellini, Jorginho (ITA); Maguire (ING).
Estadio Wembley. 65 mil personas.