“Y si ahora tengo la medalla de plata, ¿qué me falta? La de oro”: las 10 revelaciones de Yasmani Acosta
Las mejores frases del medallista de plata y flamante número uno del mundo de la categoría 130 kilos de la lucha grecorromana de la entrevista a El Deportivo.
Yasmani Acosta, medallista de plata y flamante número uno del mundo de la categoría 130 kilos de la lucha grecorromana, brindó este fin de semana una extensa entrevista a El Deportivo, donde repasa el largo y complejo camino que lo llevó a destacar en los Juegos Olímpicos de París 2024, tras pelear en la final ante su gran amigo y maestro Mijaín López. Además, recordó su infancia en Cuba, desde su experiencia con el bullying hasta la decisión de radicarse en Chile. Junto con ello, contó detalles desconocidos de su trabajo como guardia de seguridad y también entregó claves de sus proyectos futuros en el país.
Sus comienzos
“Al lado del terreno de fútbol estaba el de béisbol. Ahí estuve un poquito más, porque el béisbol es un poquito más movido y estuve como un mes. Del béisbol me pasé al boxeo, como tres meses. Tenía de ocho para nueve años. Y luego me pasé a la lucha, porque tenía un primo que era luchador y me preguntó si quería ir al gimnasio con él. Había que hacer preparación física, pesas. Lo acompañé y me quedé”.
Ser abanderado
“Me sigue gustando la idea, pero ya no con la ansiedad que tenía. Las cosas suceden por algo. Ojalá que no fuera en un momento que me haga perder entrenamientos. Mi prioridad cambió, mi prioridad son los entrenamientos, porque son los que te dan los resultados y son la base de todo y a veces, por cumplir un sueño, uno se desenfoca”.
Propuesta al Presidente Boric
“Le dije que por ejemplo se podría crear un centro de entrenamiento en altura y así no tener que ir a ningún país a prepararnos. También le dije que la base de todo parte desde los colegios. Y para eso sería ideal crear colegios deportivos, donde los niños estudien y entrenen”.
El bullying
“Nosotros le decimos dar chucho. Es como molestarte o decirte un sobrenombre. Entonces, sí, existe. A mí me decían Hulk o Mamut, porque era grande, pero yo siempre tuve bastante paciencia. Las personas altas generalmente tienden a ser un poco más pasivas y más tranquilas. Los chiquitos son más hiperactivos. Entonces me molestaban así. Creo que una o dos veces empujé a un niñito. Tenía mi edad, pero al lado mío eran niños. Entonces, lo miré feo y lo empujé como dos veces más y ya. Eso yo lo hacía cuando me molestaban tres horas, porque ya no aguantaba más y ahí reaccionaba. Pero uno con el tiempo se va adaptando”.
Su escape en Chile
“Yo estaba muy nervioso y recuerdo que le escribí a Ayub para que me pasara a buscar al hotel. Eran como las 2 de la mañana y me llevó a un motel. Me dijo “entra solo tú, porque si entramos los dos van a pensar que somos pareja; yo te paso a buscar mañana”. Yo creo que la gente lo conocía, porque cuando pasé escuché algo de Ayub. No sé si porque era cliente o salía en la tele. La cosa es que entré al motel y al otro día pasó a buscarme. De ahí me cambió todo...”.
La experiencia como guardia de seguridad
“Tenía más madurez y trabajar de guardia de seguridad en una discoteca, donde hay muchas personas con alcohol en la cabeza, es difícil. Se creían el cuento, porque era dueños de muchas cosas. Decían cosas feas como ‘yo tengo a mi papá que es abogado y mi mamá no sé qué y te voy a sacar del país’. Cosas así como bien arrogantes. Pero nada, uno lo mira y en realidad se ríe. Porque él ni me conoce, no sabe que yo lo empujo y con un dedo lo siento en el suelo. Hubo uno que se me encarnó y me dijo negro cul... Él quería pelear y tuve que sacarlo”.
La proyección de su carrera
“Me gustaría irlo viendo a paso a paso. Tengo como referente a mi ídolo del deporte, Mijaín López, que enfrentó su último Juego Olímpico con 41 años. Además, los pesos más grandes pueden durar un poquito más. Así que me proyecto a los próximos Juegos Olímpicos, ojalá no pase por ninguna lesión y llegue físicamente bien, porque me gustaría llegar con las mismas condiciones y con las mismas opciones de medalla”.
El difícil viaje de regreso
“Es duro. Las rodillas molestan, duelen y tengo que estarme parando y caminar, porque con mis dimensiones es difícil. Más allá de que sea turista o no, lo que importa son las dimensiones para poder viajar con comodidad. Ojalá eso cambie y pueda viajar más cómodo porque influye mucho a la hora de entrenar e, incluso, esas molestias pueden afectar para competir”.
La meta para Los Ángeles 2028
“Como deportista y persona siempre me exijo bastante y soy muy autocrítico, que es lo que me impulsa a seguir creciendo. Siempre que gano un combate, pienso en que podría haberlo ganado mucho más tranquilo, con mucha más diferencia; y si pierdo, que podría haberlo ganado. Entonces, es lo que me hace seguir creciendo. Y si ahora tengo la medalla de plata, ¿qué me falta? La de oro. Siempre esa forma de pensar ha hecho que yo pueda seguir creciendo y pueda seguir evolucionando un poco más”.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.