A ya menos de una semanas de su inicio, el planeta palpita el Mundial. Chile, que fracasó en el último intento para llegar a Qatar, a través de la impugnación de la participación de Byron Castillo, tendrá que vivirlo como un mero espectador neutral, aunque para algunos la Roja sigue en el subconsciente, aunque sea para enrostrarle el cupo o para revivir una intensa rivalidad. Sudamérica festina con la desgracia nacional. Desde todos los rincones del subcontinente llevan dardos. Cada uno, con distintas motivaciones.
El cantautor uruguayo Marcos Arocena ideó una composición en la que arrasa con los enemigos futbolísticos tradicionales de la Celeste y sorprende al incluir entre ellos a la escuadra nacional, con seguridad como reminiscencia del polémico duelo que animaron ambas escuadras en los cuartos de final de la Copa América de 2015, que finalizó con triunfo para el equipo de Jorge Sampaoli y que hasta hoy es recordado por la provocación de Gonzalo Jara a Edinson Cavani, que terminó con el delantero uruguayo expulsado. El famoso “dedo de Jara”, para mayor abundamiento.
Chile no irá al Mundial y, a decir verdad, tampoco es una rivalidad demasiado tradicional para los charrúas. Sin embargo, el dardo que recibe es el más intenso. “Y si seguimos con países agrandados, vaya el saludo para los más fracasados”, parte la mención, con imágenes de la derrota en la final de la Copa América de 1987 como fondo. Ese choque, lo ganaron los charrúas con gol de Pablo Bengoechea.
“Hasta que sepas cuanto pesa la del mundo, si sos chileno no podés hablar de fútbol”, finaliza el repaso, acompañado por festejos de Luis Suárez ante la Roja.
La polémica letra
“No soy porteño porque yo no me la creo, no soy brasuca porque no soy pizarrero. Nosotros somos orientales de Uruguay, los tres millones que no te querés cruzar”, abre la letra, a modo de arenga.
Luego, da paso a las gestas deportivas que ha conseguido el país rioplatense. “A la Argentina le ganamos varias veces. De visitante, en su copa, con su gente. Estaba Messi, estaba Diego Maradona. Y la Celeste en Buenos Aires fue campeona”, sentencia.
El turno siguiente es el de Brasil. “Qué más decirles a los amigos brasileros, que hasta empatando de local eran primeros”, abre, en alusión al partido que terminó en el mítico Maracanazo en el Mundial de 1950. “Imaginate qué traumados los dejamos que hasta el color de camiseta les cambiamos”, añade, en relación a que el Scratch mutó desde el blanco al amarillo en su casaquilla.
Argentina tampoco olvida
En Argentina tampoco se olvidan de la Roja. Y, en alguna medida, se entiende, porque en esa parte del mundo el trauma es aún mayor: la Generación Dorada les ganó dos finales de la Copa América, con Messi en la cancha y con el añadido de que, después de la segunda decepción, el astro llegó a anunciar su retiro del combinado albiceleste.
TyC Sports, que de un tiempo a esta parte, ha dado muestras inequívocas de un trauma no superado, se acuerda de Chile a propósito de los buses que transportarán a las respectivas delegaciones. “Y por último, el de Chile”, postea, en alusión a una imagen vacía.
Ciertamente, no es primera vez que el Community Manager de la estación televisiva alude a los resultados nacionales, aunque siempre con un detalle: la memoria selectiva lo lleva a olvidarse de lo que pasó en el fútbol sudamericano entre 2015 y 2016.
Ecuador, el último enemigo
En los últimos meses, Chile se generó un nuevo enemigo: Ecuador. La razón es obvia. La controversia por la elegibilidad de Byron Castillo, que el TAS resolvió con un salomónico dictamen que, por un lado, establece culpas del país del defensor, pero, por otra, lo mantiene en el Mundial, dio pie a nuevas odiosidades.
En ese marco, por ejemplo, uno de los que pagó cuentas fue Arturo Vidal, quien fue pifiado en la final de la Copa Libertadores, que el Flamengo le ganó al Athletico Paranaense. Esa definición se disputó en el estadio Isidro Romero, de Guayaquil, donde es local el Barcelona, el equipo al que pertenecía Castillo, quien ahora milita en el León, de México.