Yasmani Acosta (30) vive tiempos dulces. El luchador, chileno desde los 29 años, en diciembre de 2017, ha tenido un 2018 de ensueño, donde se alzó en el Gran Prix de Rumania y obtuvo el segundo lugar en Polonia. A esto, se suma el cómodo oro en los Juegos Sudamericanos de Cochabamba. Su gran rendimiento y preparación lo ilusionan a ir por la guinda de la torta, el Campeonato Mundial de Hungría. Sus expectativas son altas, pero Acosta siempre ha soñado en grande. Mañana entrará al tapiz con todo y el domingo, en las hipotéticas finales, espera seguir agrandando su historia y la chilena. Siempre con letras de hazaña.
¿Cómo evalúa estos meses de preparación en Europa?
Es un cambio de alto nivel. Yo paso la mayor parte del tiempo en Chile y la verdad es que en las competiciones de América no hay tan buen nivel. En Europa puedo entrenar con parejas de mi peso y participando en la alta competencia. Es lo ideal para preparar un Mundial.
¿Cómo llega a Hungría comparado con el Mundial del año pasado en París?
Me siento mucho mejor preparado. La base de todo esto es mi entrenador. Durante el último tiempo hemos mejorado muchísimo la capacidad de trabajo. Le hemos dedicado tiempo al uso de la fuerza y, sobre todo, movimientos técnicos que son fundamentales. Todo en pro de obtener mejores resultados.
¿Cuál es su objetivo para esta cita?
En cualquier competencia buscaré la medalla de oro. Eso es siempre. Hay que pensar todo el tiempo en lo más alto, en el mayor logro. Yo creo que nadie va a luchar planeando lo contrario. Yo siempre apunto a lo máximo.
Ya van cinco días de competencia. ¿Hay ansiedad por entrar al cuadrilátero?
La ansiedad siempre está. Quiero subirme ahora ya al colchón y competir. Eso sí, la ansiedad es algo que puede ser bueno o malo. Hay que tener un control sobre esta, por lo tanto, estoy concentrado en la competencia y no quiero que esta ansiedad me juegue en contra. Durante estos días de Mundial me he dedicado a entrenar y ver las otras categorías. Me he fijado en el sistema de arbitrajes, factor que siempre nos juega en contra a los de América. Si hay un combate parejo contra un europeo, siempre ellos terminan ganando. Hemos notado eso, por lo tanto, hay que ganar y no dejar dudas.
Estos últimos años usted se ha posicionado en la élite de la lucha y se le tiene estudiado. ¿Cómo se ha reinventado?
Hay que ser muy táctico e inteligente a la hora de luchar. Hoy en día todos los combates están grabados, entonces, todos los rivales tienen la posibilidad de estudiarte. Eso juega en contra, ya saben tus movimientos y se planifican de la mejor forma para luchar contra uno. En los entrenamientos y competencias uno trata de modificar un poco los movimientos, para después no ser predecible. Son estrategias.
Cuando estaba en Cuba, ¿pensó en algún momento participar de estas competencias?
No, claro que no. Estando en Cuba no tenía esa posibilidad. No me vi nunca así como hoy. Llegué a Chile y recibí apoyo de todos. Ahí fue cuando se me abrieron muchas posibilidades. Competir por Chile fue una gran puerta abierta. Se me abrió el camino a hacer lo que más me gusta.
Ya ostenta títulos importantes representando a Chile. ¿Cree que emigrar fue la mejor decisión?
Si me preguntaba esto cuando recién llegué a Santiago, no hubiese sabido qué responder. Estaba tan difuso en ese momento que no sabía. A esta altura, tras estos años, pienso que ir a Chile ha sido la mejor opción que he tomado en mi vida. En las decisiones fuertes, siempre hay consecuencias fuertes. Estoy lejos de mi familia, pero la vida no es fácil. Me tocó estar alejado ahora, pero el día de mañana quiero que estén en Chile.
¿Siente que ha cumplido con las expectativas?
No sé. En la mirada deportiva uno siempre tiene que estar trabajando para obtener más logros. No sé cómo decirlo, pero hay éxitos y hay que ir por otros. Puedo dar mucho más.
¿Cómo se le ha tratado en el país?
Nada que decir. Desde que llegué a Chile, con el apoyo de Andrés Ayub , quien me presentó a un grupo de amigos. Son la gente con la que estoy hasta el día de hoy. Desde ahí en adelante, comencé a conocer muchas personas. Mi vínculo social y deportivo ha ido aumentando cada vez más. Me siento chileno. Estoy dividido, en Cuba tengo a mi familia, pero en Chile tengo mi vida. Me siento chileno, ¿me entiendes? Este país me llenó de posibilidades y sembró esperanza.
Luego del Mundial. ¿Qué desafíos vienen?
Lo que queda de este año será descanso. El objetivo de 2019 será buscar la clasificación a los Juegos Olímpicos, eso será en Kazajistán y entrega seis cupos. También están los Panamericanos de Lima, que dan un cupo.