Andrés Schneiter (43) pasa unos días en Buenos Aires, mientras se alista para enfrentar la recta final de la temporada de arcilla, superficie en la que su pupilo, Christian Garin, se ha convertido en uno de los jugadores más poderosos del mundo.
¿Esperaba que Garin tuviera un ascenso tan rápido?
No lo esperaba. Sabía del nivel de tenis que tenemos, pero hay un montón de factores que son difíciles de asimilar. Con Goffin no jugamos ni al 20 por ciento en Australia, pero ahora si nos toca con él en Roland Garros, vamos a tener una batalla. Yo a Christian le dije: "vas a encontrarte con tu tenis cuando llegues a los torneos en polvo". En la final en Sao Paulo estuvo nervioso, pero había que pagar el piso. Luego, en Houston, jugó algo nervioso, pero ganó. Y en la final de Múnich jugó increíble.
¿Cómo ve a su pupilo para Roland Garros?
Creo que Christian puede hacer un gran Roland Garros, viene bien. Si se adapta a los cinco sets, podría andar muy bien. Pero tampoco la idea es cargarlo de presión, porque los objetivos de este año están cumplidos de sobra. Este año era de adaptación, porque pasas de jugar challengers a enfrentar a jugadores que ves por televisión.
Si se da la tendencia, podría llegar arriba en Ginebra, pero quizás algo cansado a París.
No veo mal si ganamos Ginebra y llegamos a segunda ronda en Roland Garros. También estaría increíble. Pero puede darse que con la confianza infinita que tiene, llegue y haga un gran torneo en París. Pueden pasar muchas cosas.
¿Ayuda tener un entrenador que ya sabe lo que es estar en una final de Roland Garros?
Y yo creo que le ayuda mucho saber que el entrenador estuvo en esas situaciones, te da más tranquilidad. Un Grand Slam parece interminable por la cantidad de jugadores que hay, pero después te das cuentas de que hay que ganar seis partidos para ganar el torneo. Ya lo viví con Mariano Puerta, creo que no es imposible. Depende de muchos factores. A veces te toca un cuadro durísimo, pero el rival ganó en cinco y quedó todo roto.
¿Cuál es su secreto para tener tanto éxito con sus dirigidos?
Yo creo que si tengo una virtud es que me involucro con el jugador y le saco la presión. Me gusta que no entre solo a la cancha. Me gusta pedirle dónde sacar; le cambio la estrategia con señas y eso le da coraje. Y se siente identificado. Yo le saco la presión a Garin. Casi no hay técnicos así. La mayoría no se hace cargo de la situación. Ahí les doy confianza. Si hago una mala táctica, asumo yo. Me gusta que el jugador entienda que yo le digo "este tipo te va a devolver allá" y la pelota va allá. Yo me la banco y después vamos a medias. La tengo clara. Cuando armo el partido, veo videos la noche anterior, conozco a todos los jugadores. Así no entramos con sorpresas a los partidos.
¿Qué fue lo que hizo para que Garin se convirtiera en un jugador tan fuerte mentalmente?
Nada. Hoy por hoy, Christian está muy claro en su manera de jugar y en momentos importantes nos agarramos más de las cosas que hacemos bien y seguimos sobre esa línea. Obviamente, más concentrado, y eso hace que juegue mejor en esos momentos. Si tú ves a los grandes jugadores en los break points o en momentos importantes, casi siempre juegan bien.
¿Qué le falta por mejorar?
Tiene que seguir mejorando aspectos con la derecha, la volea, la devolución... Tiene que seguir mejorando todo. El techo de Christian no sabemos cuál es. Si en tres años me haces esa pregunta, te la podría responder. Hoy no sabemos realmente, porque Christian va en pleno ascenso. Se ha adaptado muy bien a todo. Ganar dos ATP y una final es increíble.
¿Cómo lo proyecta en cemento?
Todavía Christian tiene que progresar mucho en cemento. No es su superficie natural. Está bueno tener que jugar los torneos, porque se aprende mucho más. A todos los sudamericanos nos pasa lo mismo, nos conocemos en polvo. En cemento uno no está tan metido y juega apurado. Aparte, ahora que les estamos ganando a jugadores ATP, se encara de otra manera que en enero.
Volviendo a usted. ¿Cómo fueron sus inicios en el tenis?
Soy de un pueblo de Córdoba y empecé chico. Jugaba tenis y fútbol y en los dos destacaba. Pero me gustaba más el ambiente del tenis. Era delantero e hincha de River. Después a los 22 años tuve un hijo y luego me dediqué al dobles. Horacio de la Peña me convenció de que fuera entrenador y de a poco me fui metiendo. A los 28 años, estaba dirigiendo a Mariano Puerta en la final de Roland Garros.
¿Qué tan fanático de River es?
Soy muy fanático de River. Mis hijos me graban videos donde tiro los almohadones. Soy re caliente, la verdad. Un Tano Pasman. Ahora, eso sí, estamos viviendo una época muy linda. Me las arreglo para ver siempre a River. Veo mucho la Champions. Lo que acaba de hacer Pocchettino es increíble.
¿Conoce a Gallardo? ¿Le gustaría hablar con él?
A Gallardo no lo conozco. Me gustaría hablar con él en algún momento, porque finalmente el rol de entrenador es más o menos lo mismo en el fútbol que en el tenis, en cuanto a la relación de transmitir algunas cosas.
¿Tiene algunas aficiones más, aparte del fútbol? ¿Música?
No tengo muchas aficiones. De hecho, soy cero fanático de la música. Yo prefiero estar con mi familia, porque viajo mucho. Entonces, estoy mucho más tranquilo.
¿Cómo está el panorama en Argentina?
Las cosas no están bien en Argentina. Yo pensaba que Macri iba a cambiar las cosas, pero la verdad es que no ha sido así y no ha sido la solución.
¿Y Cristina podría ser una solución a este momento?
Cristina tampoco lo es. Veníamos mal y ahora seguimos mal. Hay mucha corrupción y otros problemas.